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"La denuncia contra Karadima impidió por mucho tiempo explorar qué más pasaba en la Iglesia"

26 Noviembre 2018

Óscar Contardo presentó su libro “Rebaño” en la Escuela de Derecho UV.

En la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso se llevó a cabo la presentación del libro “Rebaño”, obra del escritor y periodista nacional Óscar Contardo, quien encabezó la actividad junto a la profesora de la unidad académica Nicole Selamé, que tuvo la labor de comentar la publicación. “Rebaño” es una publicación que repasa la historia de la Iglesia Católica en Chile y sus distintas congregaciones, entregando detalles sobre los distintos casos de abuso que se han dado en su interior.

Al inicio de la actividad, el profesor de Derecho Christian Viera, quien organizó la jornada, indicó que “’Rebaño’ es un texto brutal y descorazonador, que lleva la marca de la impotencia. Es, en alguna medida, reparador para las víctimas, pero que nos presenta de manera cruda la realidad del abuso sexual realizado por presbíteros religiosos de la Iglesia Católica, pero también cómo se tejen firmes redes de solidaridad y se propicia una cultura de encubrimiento. Por eso este libro también habla del poder y de su ejercicio, y cómo su desmesura tiende al despotismo”.

Para contextualizar, la profesora de Derecho UV Nicole Selamé inició su intervención con la frase “la fe es la disposición del corazón a creer. Quiero dejar planteada la idea de que la fe es la disposición a creer y aquello que nos invita a dejar de lado la duda, porque no es mi misión discutir sobre fe, pero sí dejar dicho que hay gente que está dispuesta a creer y dejar de lado la duda, y eso ha facilitado mucho el abuso”.

“Lo que más me impactó del libro no fueron los abusos, no fueron los relatos de las tocaciones de los curas a los niños, no fueron las mentiras y encubrimientos. Fue cómo yo, que soy una persona medianamente informada, medianamente inteligente, no estaba más indignada, porque si a mí me hubieran preguntado antes si yo pensaba que la Iglesia Católica cometía abusos, yo hubiera dicho que sí, yo sabía todo lo que estaba pasando y aun así estaba en un estado de anestesia. Nosotros estamos en este estado de negación e indiferencia, y nos encontramos frente a este libro que nos trae imágenes violentas, y a mí me sorprendió un poco que hubiera tanta descripción, pero después entendí que era necesario ponernos a nosotros imágenes en la cabeza que sean difíciles de sacar”, aseguró.

Óscar Contardo: “Es un problema de la institución que centraliza del poder”

El autor del libro indicó que lo preparó en cuatro años, “porque estuve pensando mucho cómo abordar el tema, y cuando estaba en ese proceso aparecieron las denuncias de abuso. Yo no tenía ganas de hacer un libro sobre un caso o denuncia en particular, sino que acerca de una mirada más general”.

“En primer punto crucé dos historias, una sobre la desaparición de un chico llamado Ricardo Harex, en Punta Arenas, y después la aparición en ese caso de Rimsky Rojas, un cura salesiano que había sido director del colegio donde el chico estudiaba. Al hablar con la familia de Harex y empezar a darme cuenta de la importancia que tenía Rimsky Rojas decidí que el libro iba a tener como hilo conductor la historia de este cura salesiano, y alrededor de cómo se desarrolló la historia de los abusos de la Iglesia Católica”, explicó.

Respecto al segundo punto, aseguró que “era desde dónde cuento la historia, y quise hacerlo en primera persona con un narrador que era yo, porque me permitía indagar, tomar matices e incluir mis dudas y punto de vista sobre el tipo de relación que puede tener un cura con la gente, un tipo de relación particular, que lo blindaba de preguntas y dudas”.

“La primera capa del libro es un conjunto de entrevistas, que no están todos los casos, eran muchos y los patrones son muy repetitivos, y ese conjunto de testimonios que no aparecen explicitados me servía para entender una cultura, una forma de expresar y una forma de relacionarse con la figura del sacerdote, que es la segunda capa, figura que me parecía impermeable a cualquier duda. La última era el ambiente de las jerarquías y de las congregaciones en Chile en esa época, con matices sociales, culturales, y de prestigio, dados por la historia reciente. Cuando aparece la denuncia de Karadima en 2010, se hace pública, durante mucho tiempo se transforma en símbolo del abuso, lo que permitió desviar una exploración de lo que pasaba en el resto de la Iglesia”, indicó.

Para finalizar, el autor explicó que “la idea sobre abuso sexual dentro de la Iglesia y la idea de que el abuso era un pecado, y era algo en lo que el cura caía por una debilidad, era súper extendida en la Iglesia, y eso me parecía importante relevarlo en el libro, porque todo indica que no se trataba de un problema de personas que entraban aquí, sino de un problema de cómo una institución había establecido una forma de ver la sexualidad, de centralizar su poder en la figura de un varón célibe al que todos admiran y que es el mediador entre Dios y el resto”.