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“No hemos sabido cómo relacionarnos con la naturaleza”

18 Junio 2019

Poeta Rosabetty Muñoz declara tener compulsión por ciertos temas. “A ver si despertamos de alguna manera”, dice.

En la sala El Farol del Centro de Extensión UV tuvo lugar la presentación del libro “Técnicas para cegar a los peces”, de la poeta Rosabetty Muñoz. La actividad consistió en una conversación entre la autora y el director de Editorial UV, Cristián Warnken.

El libro, que corresponde a la colección Poesía del sello UV, es financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Fondo Nacional para el Fomento del Libro y la Lectura, convocatoria 2018. La edición contiene una serie de ilustraciones relacionadas a la pesca, obras del grabador Cristián Castillo, quien presentó recientemente en El Farol su muestra “Marea alta”, en la que formulaba un llamado desde el arte a reflexionar sobre la situación de la pesca en Chile.

En “Técnicas para cegar a los peces”, la poeta de Ancud pone el dedo en la llaga respecto de la situación de la pesca. Señala: “Hay muchísimas técnicas para cegar a los peces, yo creo que simbólicamente, claro, es bastante evidente, hemos dejado que esas técnicas, a veces bastante obvias, sin embargo nos aturdan, y no somos capaces de reaccionar frente a todos los males que está trayendo, sobre todo en el tema del cambio climático y cómo no hemos sabido relacionarnos con la naturaleza. Y sobre todo allá en Chiloé, que se nota más, no porque no ocurra en otros lados, sino porque como es un microespacio, un micromundo, es como más evidente para uno que pone el ojo y mira”.

Respecto de su mirada sobre un tema contingente y desde lo que hace desde la poesía, dice la autora que “uno hace lo que le parece necesario”, añadiendo que al ser profesora de Castellano “está como muy ligada una cosa con la otra, entonces creo que tengo esta compulsión a formar, a reflexionar, a pensar ciertos temas y a ofrecerlos a la comunidad, para ver si despertamos de alguna manera, como con este libro”.

La educación escolar

La autora lamenta la ausencia de la literatura de la educación escolar. Afirma: “Gabriela Mistral fue un tremendo faro para mí —a propósito que estamos en esta sala— desde que era muy niña, y creo que eso fue sustantivo, y creo que hay que rescatar ese tipo como de heroínas para las niñas, como fue Gabriela para nosotros, que nos estábamos educando y ella estaba en la sala de clases. Hoy día eso sí que me parece lastimoso: está perdida la literatura en general, no discrimina género. La poesía no está en la sala de clases y eso me parece tremendo”.

Del mismo modo, en relación con la situación que está enfrentando la asignatura de historia, dice Rosabetty Muñoz: “Se compadece con lo que ha estado pasando antes. Ya pasó, como digo, con la literatura, cuando el énfasis se puso en la comunicación, en los signos, mucho más que en los contenidos. La literatura hoy día es la pariente pobre, y sobre todo la poesía, dentro de la sala de clases. Entonces me parece que es parte del mismo fenómeno; es decir, las humanidades son muy miradas en menos, o al revés, muy temidas, porque la gente que lee, la gente que estudia, la gente que sabe su historia, la gente que no olvida, por lo tanto también es una persona que va creando un sentido crítico, una reflexión que es muy peligrosa para el sistema”.

Biografía

Rosabetty Muñoz Serón (Ancud, Chiloé, 1960) es escritora y profesora de Castellano. Como docente ha ejercido labores en distintos establecimientos educacionales de Chiloé y ha participado activamente del desarrollo cultural del sur de Chile. Tiene una reconocida trayectoria como poeta; entre sus publicaciones destacan “Hijos” (1991), “Baile de señoritas” (1994), “La Santa, historia de su elevación” (1998), “Sombras en el Rosselot” (2002), “Ratada” (2005); “En nombre de ninguna” (2008), “Polvo de huesos” (2012), “Chiloé, ovejas en la memoria” (2016) e “Hijos” (2016).

Ha difundido su poesía en numerosos festivales, ferias del libro y presentaciones literarias en países como México, Argentina, Venezuela, España, Polonia, Francia, Inglaterra, Irlanda, Italia y Alemania. Entre las distinciones por su trabajo, se cuentan: Premio Pablo Neruda (2000), Premio Consejo Nacional del Libro como Mejor Obra Inédita (2002) por “Sombras en el Rosselot”, y Premio Altazor 2013 por la obra “Polvo de huesos”.