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“Chile se dio una vuelta de carnero hacia el neoliberalismo, pero fue por la fuerza”

19 Diciembre 2019

Señala doctor Luis Corvalán, del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, autor del libro “Del anticapitalismo al neoliberalismo en Chile”.

Un análisis del giro histórico de Chile, desde antes de la Unidad Popular y hasta después de la dictadura, es lo que desarrolla el doctor Luis Corvalán, académico del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la UV, en su libro “Del anticapitalismo al neoliberalismo en Chile”, recientemente presentado y disponible en la librería Blanco y Negro, en Valparaíso.

Tras los acontecimientos que se han desarrollado en el país a partir del 18 de octubre y el estallido social, resulta adecuada una revisión de esta publicación, que analiza lo que podría llamarse la “vuelta de carnero” de nuestro país en cuanto a la implementación en dictadura y consolidación en democracia del modelo neoliberal.

Explica Luis Corvalán que su libro “se relaciona obviamente con el giro histórico del país. Tenemos que hasta 1973 los proyectos hegemónicos, y que contaban con el apoyo de la gran mayoría de la población, eran proyectos anticapitalistas, porque los dos más grandes bloques sociales y políticos eran la izquierda, expresada en la Unidad Popular, y la Democracia Cristiana. Acotemos que la Democracia Cristiana de la época no tenía nada que ver con lo que hay ahora: la Democracia Cristiana de la época planteaba superar el capitalismo a través de una sociedad comunitaria, y después, durante la Unidad Popular, hablaba de un socialismo comunitario, y criticaba al gobierno de la Unidad Popular, no por socialista, sino por tener un socialismo centralizado, estatista; ellos planteaban un socialismo descentralizado”.

Según sigue desarrollando Luis Corvalan, “si consideramos a la Democracia Cristiana de 1970, que hasta comienzos del ‘72 da un apoyo crítico al gobierno de la Unidad Popular, más la Unidad Popular, eso es la inmensa mayoría del país: era el 75, el 80 por ciento del país con un proyecto anticapitalista. Y luego se pasa al modelo neoliberal que se implanta con la dictadura, y que se legitima con los gobiernos de la Concertación. Es una vuelta de carnero del país, pero que operó por la fuerza; es decir, por vía armada y con crímenes masivos”.

Era un país politizado

Afirma el académico que “yo era estudiante en aquella época, así que sé de eso, y puedo decir que la gente que hay hoy día en este país no tiene nada que ver con la gente que había en ese período. Era un país muy politizado; no solamente los centros de alumnos se elegían, los sindicatos, no sólo candidaturas políticas, sino que hasta las juntas de vecinos representaban a los partidos. Es decir, era un país donde había una reflexión sobre el bien común, por decirlo así: diverso, cada uno tenía su opinión, una conciencia clarísima de clase. Entonces fue una clara vuelta de carnero del país”.

Consultado respecto de si es posible dejar atrás el neoliberalismo, el profesor Corvalán señala: “La gente que se dedica a la historia sabe que nada es eterno. Ahora, la ideología neoliberal postula que este es el orden natural de las cosas. Por favor: la naturaleza es que en septiembre salen las flores, sale la fruta, después viene el verano, y no puede ser de otra manera, porque ese es el orden de la naturaleza. Pero la historia es distinta: en historia no se da el orden natural. Pero la ideología neoliberal postula que este capitalismo salvaje es el orden natural de las cosas. Si me preguntan mi opinión, sería ya no un juicio histórico, porque la historia llega hasta hoy día; de aquí al futuro, uno puede hacer un pronóstico apoyándose en conocimientos que vienen de datos anteriores, pero eso es una probabilidad no más, que puede ser más sólida o leve. Yo creo que estamos en proceso de destrucción de la humanidad”.

Tiempos preapocalípticos

“Esta opinión que yo tengo en este momento es impresentable —afirma Luis Corvalán—, pero es mi convicción: estamos en tiempos preapocalípticos. Tengamos en cuenta que esta región, la Región Metropolitana y de ahí para el norte, está en proceso de desertificación; las fuentes de agua están agotándose; el cambio climático está generando una situación muy dramática, que se está traduciendo en grandes desplazamientos demográficos; el derretimiento de los hielos en los polos hace que se eleve el nivel del mar y se empiecen a inundar ciudades: recientemente un país de Asia decidió cambiar su capital hacia el interior, porque muy pronto su actual emplazamiento va a quedar inundado. La revolución tecnológica, los robots, van a dejar sin trabajo a una cantidad gigantesca de gente; se dice que van a crear nuevos trabajos, y claro que sí, pero la cantidad de los que se van a perder es muy superior, y si se disminuye sustancialmente la empleabilidad, disminuye lo que llaman la demanda agregada, es decir, la cantidad de dinero que va al mercado a comprar la producción, y eso genera un exceso de producción comparado con la demanda, y eso es la recesión. Y eso está en curso”.

A lo anterior, “se suman las guerras: estamos al borde de la guerra nuclear, y las guerras, al menos en occidente, están siendo por la dominación de los recursos. La situación de Venezuela no tiene nada que ver con lo que los medios dicen: Estados Unidos requiere, para enfrentar a China en una eventual guerra, disponer de muchos más recursos de petróleo de los que tiene, y para esos efectos necesita el petróleo venezolano, y para eso quiere colocar un gobierno títere que le entregue el petróleo venezolano, que son las reservas más grandes del mundo, a las transnacionales norteamericanas. Toda Rusia está rodeada de bases militares norteamericanas con cohetes nucleares, y toda China también. Estados Unidos dejó sin efecto el tratado que prohibía la instalación de armas nucleares de alcance medio. Estados Unidos no podía instalar esas armas en Europa, cerca de la frontera de la ex Unión Soviética, y ahora, renunciando a ese tratado, puede hacerlo, y con China también. ¿Y para qué es eso?: cuando Estados Unidos esté en condiciones de dar un golpe nuclear que no genere un contragolpe, lo va a dar. Todos generan nuevas armas, hasta que estalle todo: así fue la Primera Guerra Mundial, así fue la Segunda Guerra Mundial. Entonces ¿qué futuro hay?”.

El futuro, para el doctor Corvalán, no es optimista: “Yo creo que este orden de cosas va a llegar a su fin cuando destruya la civilización. Porque ya han desaparecido las fuerzas sociales, políticas y culturales capaces de producir el cambio. Este régimen neoliberal tiene muchos rasgos totalitarios, porque controla la subjetividad de la gente a través de lo que se llama las guerras de cuarta generación, que son guerras sin fusiles: son guerras a través de los medios de comunicación, para uniformar la subjetividad. La gente misma empieza a pedir más autoridad, más represión, más mano dura, porque hay más inseguridad; y la inseguridad ¿de dónde viene?, ¿de dónde salen los delincuentes?: de la crisis económica y social. ¿Y por qué nadie denuncia toda esta cuestión?: porque no hay medios para hacerlo, y eso significa que las libertades de pensamiento y de expresión quedan en el papel, sirven para los efectos de legitimar a las autoridades, pero no se ejercen en la práctica. Y aquel que lo ejerce, que está haciendo ver estas cuestiones, es terrorista, es extremista, etcétera”.

Luis Corvalán es profesor de Estado en Historia y Geografía Económica por la USACh, y doctor en Estudios Americanos, mención en Pensamiento y Cultura, por el Instituto de Estudios Avanzados de la USACh.