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Especialistas analizaron desafíos de una nueva constitución en charla inaugural de curso abierto

30 Julio 2020

La actividad digital contó con la participación de los docentes Roberto Gargarella y Claudia Heiss.

Con un alcance de 20 mil 500 personas, más de 8 mil 600 reproducciones de video y cerca de 500 participantes conectados en la transmisión en vivo a través de Facebook se desarrolló la charla inaugural del curso abierto “La Constitución que queremos: ideas para una nueva Constitución para Chile”, iniciativa del departamento de Derecho Público de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso que busca generar un espacio de propuestas y discusión sobre los contenidos que podría tener una futura nueva carta fundamental para Chile.

La actividad llevó por título "Los desafíos de una nueva Constitución para Chile”, y expusieron los docentes Roberto Gargarella (Universidad Torcuato Di Tella y Universidad de Buenos Aires) y Claudia Heiss (Universidad de Chile). Moderó Christian Viera, académico de Derecho UV.

En su intervención inicial, el profesor Christian Viera indicó que el curso se basa en el libro “La Constitución que queremos: propuestas para un momento de crisis constituyente” (2019), editado junto a los docentes UV Jaime Bassa y Juan Carlos Ferrada, el cual “pasó por una serie de arbitrajes y evaluaciones, y fue aceptado en enero de 2019, pero su publicación estaba pendiente. Vino el denominado estallido social del 18 de octubre y algo pasa en el país que cambia las prioridades. Entonces este libro ve la luz, porque en la editorial creían importante apurar el proceso ya que se avecinaba una discusión constituyente. Y es por esto que nos reunimos desde hoy en este curso, dado que hay diagnósticos que se deben hacer por preguntas que surgieron después”, añadió.

Roberto Gargarella: no repetir las viejas fórmulas del constitucionalismo latinoamericano

Roberto Gargarella -quien es doctor honoris causa de la UV- indicó que “hay que entender que el quién determina el qué, quienes intervienen en la redacción, es muy determinante respecto de los textos. Por ejemplo, la convención constituyente mexicana de 1917 es la primera que incorpora representantes de grupos desaventajados y trabajadores, y es la primera constitución del mundo que incluye un compromiso abierto con los derechos. Eso es clave: si la convención no es suficientemente diversa va a impactar y toca un punto de vista ratificado a lo largo de 200 años”.

Explicó además que “pensando en la convención en Chile, mi temor tiene que ver con una esperanza, y es que, tratando de subirse al tren del constitucionalismo latinoamericano, se pierdan de vista los problemas que ha mostrado el desarrollo de éste en los últimos cien años. Es una gran oportunidad para no sumarse a esos errores que han sido no laterales, sino que estructurales”.

“Tenemos un constitucionalismo latinoamericano con dificultad para representar la diversidad. La sociedad está partida en una infinidad de grupos y tenemos que ver que la sociedad moderna se distingue por la diversidad y el multiculturalismo. Y no solo tenemos infinidad de grupos, sino que además estos son internamente heterogéneos, cada persona es también muchas cosas. Ahí tenemos un desafío muy importante”, subrayó.

Explicó que en los últimos cien años “el constitucionalismo latinoamericano puso una sobreatención extraordinaria sobre los derechos ausentes y olvidó la organización del poder. Los ajustes que hizo, en todo caso, mantuvieron el estilo, forma y sustancia del viejo constitucionalismo del siglo XIX. Hay un problema si hay una inflación de derechos sin carga negativa, y en olvido de los cambios acordes que habría que hacer para ajustar la organización de poder en organizaciones. El constitucionalismo chileno quedó rezagado en materia de sobreabundancia de derechos. Era el correr para subirse a ese tren, pero el riesgo es volver a incurrir en el error en que en el constitucionalismo latinoamericano venimos incurriendo: seguimos manteniendo cerrada la puerta a la sala de máquinas, se mantiene el engranaje en el estilo del viejo pacto liberal conservador, el poder verticalizado concentrado en pocos, y escasas oportunidades para la intervención ciudadana”.

“En una cultura formalista y textualista, como la nuestra, es importante hacer explícito el compromiso con los derechos, y tiene que haber un ajuste acorde a la organización del poder. Tener un derecho constitucional corresponde a que, como sociedad, reconocemos que hay algo muy importante y que queremos asegurar de modo especial, esa es la declaración de derechos. Sí a los derechos, pero sin olvido de lo otro”, añadió.

“Hay que ver cómo la ciudadanía recupera el poder de decisión y control, porque es lo que se ha perdido. El viejo constitucionalismo falló en la representación y control, por malos desarrollos y problemas estructurales, y mi consejo es no repetir las viejas fórmulas que han fallado”, cerró.

Claudia Heiss: reducir el elitismo del sistema y generar uno más inclusivo y representativo

Claudia Heiss se refirió a los puntos tratados en su libro “¿Por qué necesitamos una nueva Constitución?”, detallando que “el desafío de la constitución es hacer que la política funcione en Chile. La constitución ha obstruido procesos políticos y la expresión democrática de las preferencias, y eso produce daño en proyectos políticos determinados, en la cohesión social, y en la capacidad de resolver políticamente los conflictos y de tomar decisiones colectivas de forma democrática”.

“El principal desafío de la nueva constitución es reducir el elitismo del sistema y generar uno más inclusivo y representativo, en el cual haya espacio para la deliberación razonada a través del diálogo en esos espacios. Se necesita una política que sea capaz de transformar el pluralismo social en pluralismo político, en el que las demandas ciudadanas tengan un correlato en la esfera de la toma de decisiones colectivas, una política que cumpla su función central, que es canalizar el conflicto social”, añadió.

“El descontento los movimientos sociales se traduce en una demanda por redistribución de la riqueza, es un rechazo a la concentración económica y a la desigualdad, y también por redistribución del poder político. Esas demandas redistributivas -económica y política- tienen al menos cuatro puntos en los que se expresan: necesidad de mayor presencia del interés público frente al interés privado; demanda por protección social y de un estado de bienestar; desconcentración del poder en la relación entre ejecutivo y legislativo, y la relación entre Santiago y regiones; además de la construcción de un sistema político menos elitista y menos excluyente del que hemos tenido hasta hoy día”, destacó.

Indicó que escribió el libro para platear superar esos problemas en base a tres puntos. “Primero, un argumento sobre la ilegitimidad de origen de la Constitución del ‘80, impuesta por la dictadura y cuyo fin era transformar radicalmente la vida política para reducir la capacidad transformadora de la política, la participación social en política y el rol del estado en la economía a través del estado subsidiario. Segundo, la ilegitimidad de ejercicio, la constitución como una camisa de fuerza para la democracia. Finalmente, planteo la pregunta de por qué cambiar la constitución, y la vinculo a los abusos del sistema”.

“Junto con la necesidad de diálogo y acuerdos va a ser importante la amplitud de las decisiones y el debate sobre los contenidos de la nueva constitución, el cual debiera ser de cara a la ciudadanía. Hay que construir un diálogo en el que participen docentes, técnicos, políticos, organizaciones sociales y cualquier ciudadano con interés. Ese es el verdadero desafío de la nueva constitución, representar las voces de todas las personas que se van a ver afectadas por sus normas, y para eso la convención va a tener que ser creativa y tendrá que buscar formas de participación incidente”, cerró.

La primera sesión del curso abierto “La Constitución que queremos: ideas para una nueva Constitución para Chile” se llevará a cabo el lunes 3 de agosto, desde las 19 horas, y participarán los docentes Paz Irarrázabal, Christian Viera y Domingo Lovera. Se trasmitirá en vivo a través del Facebook Derecho Universidad de Valparaíso.