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Sobre régimen de gobierno y nueva Constitución se debatió en Diálogos para la Democracia

25 Septiembre 2020

Carolina Tohá y Alfredo Joignant fueron los panelistas del tercer seminario del ciclo convocado por la UV.

El Tribunal Constitucional, el presidencialismo versus el parlamentarismo, el regionalismo, la representación de los pueblos originarios y la paridad de género, entre otros temas que deben ser incluidos en la elaboración de una nueva carta magna, fueron algunos de los temas que abordaron Carolina Tohá y Alfredo Joignant en el seminario “Régimen de gobierno y nueva Constitución”, tercero del ciclo “Diálogos para la democracia”, convocado por la Universidad de Valparaíso por segundo año consecutivo.

Moderado por el profesor Aldo Valle, académico de la Escuela de Derecho, el encuentro se desarrolló vía streaming, quedando disponible para quien desee verlo en el canal de YouTube de la Universidad de Valparaíso, donde están también visibles los seis seminarios del ciclo del año 2019, y los dos ya realizados este 2020. El link para la jornada de este viernes es: https://www.youtube.com/watch?v=447Z-aifeDI

Al inicio, Valle destacó la relevancia de que una universidad pública contribuya a que “más ciudadanas y ciudadanos puedan participar lo más activamente posible, lo que supone tener la oportunidad de formarse opinión, de escuchar distintas opiniones que hay en la cultura política, en el debate político que tiene nuestro país”.

Carolina Tohá es cientista política, reconocida a nivel nacional, exdiputada, exministra de Estado y exalcaldesa de Santiago. Alfredo Joignant es profesor titular de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales y doctor en Ciencia Política por la Universidad de París 1.

El Tribunal Constitucional

Pensando en los temas de la organización del poder político y en alcanzar una institucionalidad que tenga legitimidad y legitimación, Valle planteó a los panelistas el tema del diseño del sistema de atribución de competencias del poder político, refiriéndose específicamente a las atribuciones del Tribunal Constitucional.

Respondió en primer lugar Alfredo Joignant, quien expresó que “efectivamente creo que tenemos un problema con el Tribunal Constitucional”, y se refirió a los temas de legitimación y legitimidad, afirmando que “lo que el país está viviendo en este momento es un proceso de legitimación de un nuevo orden político y eventualmente constitucional, de ganar la opción del apruebo en el plebiscito”. Este proceso, dijo, apunta a una serie de procesos que conducirán a un orden legítimo: “Es decir, la legitimidad bajo la cual hemos vivido en Chile en los últimos cuarenta años es de naturaleza fáctica, es una especie de adhesión al orden sin emoción. (…) No hay pegamento sentimental ni menos social en el funcionamiento de esta Constitución”, la que a su juicio murió socialmente con el anuncio del inicio de un proceso constituyente.

Indicó que en este proceso, que debiera partir de una hoja en blanco en el sentido de abrirse a conversar de todos los temas, “hay que tenerle confianza y fe al pueblo de Chile”. Ello, dijo, lo lleva a una segunda dimensión: las atribuciones de competencia del Tribunal Constitucional, planteando que “no estoy completamente seguro de que necesitemos un Tribunal Constitucional distinto a la Corte Suprema”, destacando que un órgano de este tipo debería estar conformado “no por abogados, sino por grandes juristas, de lo que este Tribunal Constitucional carece”; es decir, dijo, de existir en un futuro, debiera tener estándares completamente diferentes de los actuales, y de partida no operar como una tercera cámara parlamentaria.

Por su parte, Carolina Tohá indicó que “lo que concentra todos los focos (de la actual discusión sobre la nueva Constitución) es aquello que sentimos que más directamente nos puede tocar, que es la posibilidad de tener un orden constitucional que se acerque mucho más al sentir mayoritario del país, del punto de vista de cómo se reconocen los derechos a los cuales todos deberíamos tener acceso. Y toda esta otra parte, que se refiere a cómo está organizado el Estado, cómo se conforma el poder, la parte orgánica que se llama, es harto menos atractiva, tiene harto menos debate, pero la verdad es que todo lo que podamos definir desde el punto de vista de los derechos, las garantías constitucionales, es un mandato para que la sociedad a través de sus instituciones llegue a la práctica de esas definiciones, lo que se hace a través de diversos organismos”.

Si esto no se revuelve adecuadamente, habrá mucha frustración ‒señaló‒, por lo que es necesario poner mucha atención a que este nuevo orden sea legitimado y legítimo, que funcione y cumpla con las expectativas y el mandato que tendrá. En ese sentido, dijo, se debe funcionar como sistema, no como organismos separados, lo que evitaría que, por ejemplo, el Tribunal Constitucional quite espacio a la deliberación en algunos ámbitos, tomando atribuciones netamente políticas.

Regionalismo

Tras referirse al presidencialismo versus el parlamentarismo, analizando la relación entre el poder legislativo y el ejecutivo, pensando incluso en llegar a un sistema de gobierno parlamentario, o quizá semipresidencial, Aldo Valle planteó a los panelistas el tema de la participación de las regiones en el gobierno.

Al respecto, ambos panelistas coincidieron en que hay una suerte de desconfianza y resistencia a los gobiernos regionales y a sus capacidades. Carolina Tohá indicó que hasta ahora ninguna tendencia política ha tomado seriamente las banderas de la descentralización a lo largo del tiempo. “Nunca nos hemos tomado en serio que la posibilidad de tomar decisiones cerca de donde las cosas pasan ayuda a tomar buenas decisiones. Eso está muy ajeno a nuestra cultura política”.

Añadió que “esta sobreposición de presidencialismo, centralismo y concentración económica han creado en Chile una élite muy pequeña de personas que tienden todas a venir de los mismos lugares, de tres o cuatro comunas, de cinco o seis colegios, de dos o tres universidades, entonces todo el juego de abrir las decisiones a otras instancias implica que son parte de las decisiones personas que están más allá de este círculo muy pequeño, a las cuales se ve como externas a la élite. Creo que ahí es donde Chile está realmente acogotado, porque una sociedad como la que somos hoy (…), es imposible de canalizar entre cuatro paredes. (…) En el fondo, es no querer soltar poder y una gran desconfianza en que haya capacidad de los territorios para tomar esas atribuciones que hoy día están en este mismo grupito”.

A su vez, Alfredo Joignant agregó que “siempre se ha argumentado que tanto los gobiernos regionales como los municipios no tienen competencias humanas para gobernarse y gobernar sus territorios. Y hay además un terror, que siempre me ha sonado a justificación para no transferir poder”.

Identidades

Respecto del déficit que tiene la Constitución del ’80 respecto de demandas sociales, tales como las de los pueblos originarios, y cómo una nueva carta magna podría responder a demandas sociales que no tienen solución automática, Alfredo Joignant indicó que es necesario expulsar el concepto de “raza chilena”, y afirmó que “esta mala palabra y esa mala forma de nombrar a un pueblo, definitivamente debe ser evacuada de nuestro inconsciente y de nuestra cultura”.

A su juicio, un estado multinacional o plurinacional sería una opción a considerar, aunque no es lo único necesario para resolver los conflictos actuales. Sin embargo, afirmó, sería “muy incorrecto, lo voy a decir derechamente: muy feo, muy detestable no dar ese gran paso que falta por dar, que es avanzar hacia un estado multinacional, plurinacional, pluriétnico, un estado multicultural, como quiera que lo llamemos”.

Por su parte, Carolina Tohá manifestó que la dimensión indígena es relevante, pero también lo son, por ejemplo, el elemento de género, la sociedad patriarcal y los criterios de paridad, así como los territorios y las comunidades locales. Dentro de esto, el tema indígena es a su juicio “el tema más profundo de nuestro orden como estado, que nunca hemos abordado, y por lo mal resuelto que está nos atraviesa y nos fractura históricamente, de una forma que creo que tiene muchas consecuencias”.