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Profesor de la UV expuso sobre demagogia y derecho penal en seminario internacional

16 Diciembre 2020

Académico de Derecho UV José Luis Guzmán fue parte de la jornada “Populismo y Derecho Penal”.

Acerca de la demagogia y el derecho penal en el pensamiento político clásico expuso el profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso José Luis Guzmán en el seminario internacional "Populismo y Derecho penal", coorganizado por las Universidades de Sao Paulo y Federal de Río de Janeiro, en el que intervinieron penalistas de Argentina, Brasil y Colombia.

En su exposición, el académico y subdirector del Centro de Investigaciones de Filosofía del Derecho y Derecho Penal (CIFDE) de la UV realizó un repaso del concepto de demagogia en Heródoto, Platón, Aristóteles, Hobbes y Montesquieu, “con el objeto de mostrar que todas las dificultades que existen en torno al populismo que, suponiendo que sea un concepto político definido, se resuelven con bastante facilidad al reducir sus manifestaciones más groseras al concepto, mucho más definido, de demagogia. La demagogia, a su turno, es propicia siempre a formas autoritarias de derecho penal, no importa si de derecha o izquierda”.

“El populismo, como expusieron especialmente los profesores brasileños y argentinos, es una noción poco precisa y a la que se adscriben connotaciones diversas: una protofascista, otra de justicia social y otras más todavía, dependiendo del contexto geográfico. A mi juicio parece relativamente claro que solo surge como una práctica dentro de las democracias y que su sello es irracional. En esto coincide exactamente con el viejo concepto de demagogia, esto es, la exhortación pública que manipula supuestos intereses generales de la comunidad o de colectivos humanos, pero en pos de otros fines, que se mantienen celosamente ocultos al pueblo. La demagogia, que en el fondo desprecia los intereses del pueblo, se corresponde con el llamado populismo populachero, y en asuntos penales es invariablemente autoritaria y desigual. Su efecto es el desquiciamiento de todo el sistema punitivo que, en vez de sancionar y prevenir la criminalidad, la hará prosperar, dado que una democracia demagógica, como la llamó Aristóteles, produce y vive de la misma criminalidad, lo mismo que de la corrosión del ethos moral de la actividad política”, explicó.