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Pequeños cerebros reunió a lo mejor de la neurociencia mundial

17 Octubre 2014

Simposio “Small brains, big ideas” trajo a destacados científicos que estudian el cerebro humano.

La tercera versión del curso internacional “Small brains, big ideas” reunió a reconocidos investigadores de diferentes partes del mundo, que utilizan modelos de invertebrados para estudiar la neurociencia y responder preguntas de relevancia biomédica.

Así lo explicó el doctor John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), entidad organizadora del evento junto al Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile, la Universidad de Massachusetts (USA) y la Universidad Mayor.

“El curso lo hacemos cada dos años. Vienen profesores de todas partes del mundo. Hacemos clases y laboratorio para enseñarles a personas de Latinoamérica a usar estos sistemas modelos que son muy potentes para la investigación biomédica”, señaló John Ewer.

Los sistemas modelos a los que se refiere el doctor Ewer son: la mosca del vinagre (drosophila melanogaster), el nemátodo (especies producidas por enfermedades de transmisión alimentaria), C. elegans (gusano transparente) y la abeja.

Si bien estos modelos son utilizados en importantes centros de investigación de nivel mundial por su semejanza genética y molecular con el ser humano y bajo costo (entre otras ventajas), en América Latina su uso no es tan amplio, por lo tanto uno de los objetivos de este simposio es intentar aumentar la masa crítica de científicos latinoamericanos en el uso de estos sistemas modelos para la investigación biomédica.

Uno de los conferencistas invitados al evento, por la calidad de sus investigaciones, es el estadounidense Victor Ambros, ganador del Premio Albert Lasker de Investigación Médica. El científico trabaja en la Universidad de Massashusetts y es reconocido por descubrir el primer “micro RNA” en C.elegans (un tipo de gusano), muy relevante para la biología y el estudio de enfermedades en humanos.

“Mucho de la medicina racional es poder conocer las causa para llegar a las curas (o recuperación de una enfermedad) y éstas se obtienen luego de estudiar sistemas modelos como éstos, con los cuales uno puede realizar muchas pruebas, para después extrapolar en humanos, pero el descubrimiento inicial se hace en invertebrados simples como gusanos por ejemplo”, aclaró el doctor Ewer.

Por su parte, Victor Ambros valoró el trabajo científico realizado en Chile: “El nivel de la Ciencia en Valparaíso y Santiago es muy alto, al igual que la motivación mostrada por los alumnos. Me llevo una muy buena impresión. La neurociencia en Chile es de alto estándar y estoy disfrutando la experiencia aquí trabajando con las personas que desarrollan esta ciencia aquí.”

El doctor Ambros ha desarrollado avances importantes en área de la neurociencia con su investigación de moléculas micro RNA en el control del desarrollo, la respuesta al estrés y las infecciones bacterianas, temáticas que abordó en su conferencia “Integration of developmental timing and stress responsein C.elegans”, con la cual se clausuró el simposio.

Wilson Mena, estudiante de postdoctorado en Neurociencia CINV, reconoció que el curso le pareció muy interesante, porque “uno puede ver la calidad de los trabajos de alto nivel y su contribución a la neurociencia mundial. Además, se pueden conocer técnicas sofisticadas, que permiten ir individualizando las redes neuronales que controlan el comportamiento de invertebrados y que es bastante complejo. Al mismo tiempo actualiza los conocimientos que uno tiene y da la oportunidad de establecer contactos con los investigadores de reconocimiento mundial y que uno lee en los papers de estudio”.

Finalmente, la doctora María Fernanda Ceriani del Instituto Leloir, Argentina, quien dirige Laboratorio de Genética del Comportamiento, donde estudia los mecanismos moleculares responsables de la generación de ritmos circadianos en Drosophila (mosca del vinagre).

La doctora Ceriani, expresó que particularmente le interesa entender cómo un proceso que ocurre en todos los organismos -desde las bacterias hasta los humanos-, que se llama reloj biológico, controla el comportamiento.

“Estudiamos los ciclos de sueño y vigilia en moscas, que es el modelo experimental en que trabajamos, que es muy parecido al de los humanos. Este curso me parece fantástico por varios motivos. Primero porque hay un grupo de personas entrenadas que dirigen laboratorios de distintas partes del mundo, este curso ofrece la posibilidad de que ellos pasen mucho tiempo con los estudiantes y ese tipo de interacción les da la oportunidad de acceder a toda su expertise y conocimiento, no solo para resolver cuestiones puntuales, sino también para abrirles la cabeza, es decir cómo se piensa la neurociencia y cómo se puede actuar en la profesión científica que no es tan trivial. Además, nos permite comparar el estado de avance de las investigaciones en distintos organismos, todos ellos abocados a entender cómo funciona el cerebro”, concluyó Ceriani.