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Profesoras de Derecho analizaron controversia de amparar o no la prostitución

17 Abril 2015

En foro organizado por grupo estudiantil, se explicaron las distintas posturas sobre el tema.

Gran interés concitó el foro “¿Debe el Estado amparar la prostitución?”, realizado en el Aula Luis Vicuña Suárez de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, donde participaron como expositoras las profesoras de la Escuela de Derecho, Marcela Aedo y Alejandra Zúñiga.

La actividad fue organizada por el colectivo Izquierda Democrática, integrado por un grupo de estudiantes de Derecho y asistieron alrededor de 90 personas, entre estudiantes y profesores. Actuó como moderadora la estudiante Francisca Oyarzún.

En representación del colectivo Izquierda Democrática, intervino el estudiante Felipe Kleinford, quien dio la bienvenida a los asistentes y explicó que con este foro, se dio inicio oficial a las actividades 2015 de este grupo estudiantil.

“Como Izquierda Democrática –dijo- asumimos que tanto nuestro actuar político dentro de la Escuela, como la realización de instancias como ésta, tienen un objetivo muy preciso: funcionar como procesos de formación y deliberación política, en cuya actuación nos parece un imperativo la participación de todo estudiante con una autocomprensión de izquierda, vale decir, de todo estudiante para quien su momento histórico-político no le es indiferente, y por tanto, toma partido desde y frente al mismo”.

Felipe Kleinford aseveró que “estudiantes de Derecho, abogados y juristas tienen mucho que decir y hacer en relación a los diversos regímenes institucionales que configuran nuestras formas de vida, así como de las infaustas injusticias sociales que vemos en la calle todos los días, contribuyendo a su superación”.

Posturas con matices

Luego se desarrolló el foro, con las intervenciones "La prostitución: Un abordaje desde los movimientos feministas", a cargo de la profesora, Dra. Marcela Aedo, y "¿Qué hacer con la prostitución? Entre la condena penal a la condena moral", de la profesora, Dra. Alejandra Zúñiga.

La profesora Zúñiga fue categórica en afirmar que “no estoy de acuerdo con la prostitución. Veo con sospecha a quienes la defienden en nombre de la libertad y no le creo a quienes dicen que es una actividad que han elegido libremente”. Manifestó que esta última apreciación “legitima la prostitución sobre la base de asegurar la calidad del servicio para los usuarios, por lo que más bien responde a los intereses de los varones”.

En su análisis, manifestó que “en la sociedad occidental se entienden las relaciones humanas como relaciones de poder y esto incluye las relaciones sexuales. Cuando una persona (mayoritariamente hombres) compra servicios sexuales (mayoritariamente ofrecidos por mujeres) no está comprando solo servicios sexuales; está comprando poder y sumisión de la otra persona”.

La profesora Marcela Aedo, en tanto, agradeció en primer término a los estudiantes la oportunidad de debatir seriamente este tema, pues según su parecer, está invisibilizado socialmente.

Hizo una reseña teórica sobre el origen y desarrollo de la prostitución en el mundo, citando a la escuela italiana, que es la que entrega las primeras explicaciones en el ámbito de la criminología femenina. La profesora Aedo explicó que se trata de una mirada estigmatizadora de la mujer delincuente, que en su opinión permanece vigente hasta hoy, pues se considera a estas personas determinadas previamente por su naturaleza biológica a ser malvadas, pervertidas, raras y anormales, entre otras características negativas.

Posteriormente, describió las dos principales posturas de las corrientes feministas frente al fenómeno de la prostitución. En primer lugar, la abolicionista, y en segundo término, la pro derechos o que es partidaria de regular el trabajo sexual. En la primera postura, detalló que a su vez hay tres vertientes matizadas, que son: la clásica (fines del S. XIX y principios del S.XX) que considera a la prostitución prácticamente como una lacra social y causante de graves epidemias y enfermedades fatales; la radical (años 60), que la encuadra en el modelo patriarcal, con la prostituta apreciada como objeto sexual de consumo; la criminalización del cliente, (modelo adoptado en Suecia desde 1999 y vigente hasta ahora), que determina sanciones penales y administrativas a los usuarios de estos servicios y la vertiente mixta o moderada, que analiza más bien cómo garantizar la vulneración de los derechos de las mujeres ante expresiones de la violencia patriarcal.

En tanto, la segunda corriente, explicó la profesora Marcela Aedo, es la que aboga por reconocer los derechos a las trabajadoras sexuales y que promueve que se respeten sus derechos laborales y de seguridad social. En este pensamiento, la prostitución –explicó- consiste en la prestación de servicios de deseo y placer y, por lo tanto, es una transacción válida y que debe ser consentida, es decir, apela a la autodeterminación sexual de la mujer.

Según la profesora Aedo, independiente de las diferencias de estas corrientes de pensamiento feministas, “todas tratan de presentar propuestas que permitan garantizar derechos a las mujeres, pues la prostitución nunca se ha regulado por el sistema patriarcal, ya que a ellos nos les interesa regularlo, no les interesa la publicidad del tema ni asumir los costos de regular esta actividad”.

La profesora Alejandra Zúñiga, sin embargo, se manifestó partidaria de que el Estado regule la actividad, “pero no con la intención de mantenerla, sino que de eliminarla por completo”.

Puntualizó que “la explotación en la industria del sexo comercial es tanto causa como consecuencia de la desigualdad de género. Supone la negación de derechos elementales de las mujeres (igualdad y no discriminación, dignidad, no tortura ni tratos violentos, inhumanos o degradantes) al constituir una forma de explotación humana. Esto, pues se trata de una forma de violencia contra las mujeres y niñas que perpetua la idea de que los cuerpos de éstas se venden para satisfacer la demanda de sexo de los hombres, reforzando una masculinidad machista y tradicional”.

Finalmente se desarrolló una ronda de preguntas por parte de los asistentes, que concitó gran interés y participación.