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Interesantes reflexiones generó foro sobre aborto que organizó Facultad de Medicina

24 Abril 2015

En el encuentro participaron académicos de nuestra casa de estudios y el director del Pellegrino Center for Clinical Bioethics de la Universidad de Georgetown, Kevin Donovan.

Contribuir desde la academia a la reflexión que en la actualidad se está dando en diversas instancias de nuestra sociedad, respecto de un tema complejo que aglutina distintas visiones y sobre el que no existen acuerdos, fue el objetivo del foro panel “Aborto y el problema de las malformaciones incompatibles con la vida”, que organizó la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.

En la ocasión intervinieron Mariana Arancibia, matrona y enfermera, directora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de nuestra casa de estudios; Marcela Aedo, abogada, doctora en Derecho, profesora de la Escuela de Derecho UV e integrante del Comité de Bioética de la Facultad de Medicina UV; Carlos Verdugo, director del Centro de Estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Facultad de Humanidades UV, y Kevin Donovan, médico pediatra y director del Pellegrino Center for Clinical Bioethics del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.

Moderó el doctor Fernando Novoa, neuropediatra, profesor y presidente del Comité de Ética del Hospital Carlos van Buren, quien a modo de introducción expuso algunos conceptos básicos y aclaro las circunstancias que en la actualidad enfrenta la sociedad chilena.

La actividad -que se realizó en el auditorio Dr. Pedro Uribe Concha, el cual estuvo repleto de estudiantes, docentes e invitados especiales- dio inicio a la serie de encuentros de análisis, discusión y debate sobre las implicancias éticas, valóricas, legales y de salud que supone la interrupción del embarazo, en el contexto de la eventual aprobación de un nuevo marco legal para el aborto en Chile, que la citada facultad ha programado realizar durante los próximos meses.

Debate necesario

El punto de partida de las intervenciones fue que nuestro país necesita promover el debate sobre el aborto, independiente de las posturas que cada persona pueda tener sobre éste.

La primera en hacer uso de la palabra fue la directora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, Mariana Arancibia, quien expuso algunos aspectos vinculados a casos reales para posteriormente analizar el escenario existente en Chile. En tal sentido, afirmó que en nuestro país sigue primando una visión tradicional, surgida de la concepción judeo-cristiana de la vida, donde la ubicuidad ético-moral se impone desde el Estado, con marcado afán paternalista. Ello a pesar de que en las últimas décadas ha ido surgiendo, poco a poco, un punto de vista liberal, que apunta fomentar la autonomía de las personas, cuestiona el concepto de normalidad y favorece la libertad de conciencia.

“Más allá de definirnos sobre qué derecho es más absoluto o debe primar sobre el otro, si el de la mujer a decidir sobre su cuerpo o el del feto a la vida, lo que está claro es que la actual legislación resulta inútil, ya que cada año se practican en Chile más de 40 mil abortos y casi nadie va a la cárcel. Es decir, además de haber impunidad, no existen políticas públicas que aconsejen y acompañen a las mujeres y estas últimas se ven enfrentadas a una situación injusta, toda vez que no es lo mismo enfrentar este dilema si la afectada pertenece a los estratos más vulnerables de la sociedad”, argumentó la docente.

Sus planteamientos fueron complementados por los de la abogada Marcela Aedo, quien habló desde el punto de vista jurídico y desde el ámbito de los derechos humanos, precisando que se requiere de distintas miradas para abordar el tema en propiedad.

En tal sentido se refirió a la denominada “deficiencia en la gestación democrática” de la ley que prohíbe el aborto en Chile y de los reproches que a la misma han surgido en Naciones Unidas y de la Convención Americana de Derechos Humanos, en cuanto a la falta de garantías que la misma ofrece a las mujeres.

“Es un deber del Estado –dijo- procurar la armonía entre el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo y los intereses en juego que favorecen al feto. La legislación internacional establece que el dolor que provoca el embarazo forzado en el supuesto de malformación incompatible o riesgo para su vida constituye un trato cruel, inhumado y degradante, que de no ser tomado en cuenta reduce a la mujer a ser simplemente un medio para un fin”.

Religión y moralidad

Por su parte, el profesor Carlos Verdugo abordó el tema considerando algunas concepciones filosóficas y religiosas. En tal sentido, afirmó que no existe una única postura religiosa, ni entre cristianos, musulmanes, judíos o budistas, sobre la moralidad del aborto en el caso de las tres causales que propone el proyecto de ley que impulsa el gobierno. A su juicio, por ello, se puede ser cristiano y estar de acuerdo con esa legislación.

En todo caso, planteó que para la mujer debe existir la libertad ética de decidir en conciencia y no que ésta le sea impuesta a través de normas, tanto a favor o en contra de interrumpir el embarazo. “Toda legislación debe apuntar a proteger la autonomía de las personas y los seres humanos”, enfatizó.

Ante ello, el doctor Kevin Donovan, sostuvo que saber las fuentes de la propia moralidad, es siempre algo positivo. También el hecho de asumir que la ley es importante pero que no definen la moralidad, ya que éstas cambian.

El director del Pellegrino Center for Clinical Bioethics del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, basó su presentación en dos principios elementales. El primero, que no está bien matar a un ser humano inocente que no tiene intención de hacer daño, como es el feto.

“Algunos opinan que en cierto punto del desarrollo fetal el respeto a la vida y a la dignidad humana no es necesario expresarlo a ellos. Y, por tanto, que se puede poner fin a su vida. ¿Cuándo esa vida humana ya no necesita ese mismo respeto? Hay que probar que lo merecen, pero yo no necesito hacerlo, porque no necesito hacerle daño. Quien quiere causarle daño es quien debe probar que el feto no es una vida humana”, explicó.

El segundo principio al que se refirió fue el que de cómo actuar frente a los embriones con malformaciones. Para ello, sostuvo que no ve mayores dificultades en aceptar la posibilidad del aborto, si bien los diagnósticos médicos no son perfectos ni cien por ciento seguros.

Coloquio en San Felipe

En el Campus San Felipe de la UV también se realizó este coloquio sobre el aborto que fue seguido con bastante interés por el público asistente.

La actividad comenzó con las exposiciones que realizaron la directora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la UV, Mariana Arancibia, y Yamileth Granizo, profesional del Departamento de Ciclo Vital, División y Control de Enfermedades de la Subsecretaría de Salud Pública.

Tras esto, se abrió el debate, incorporándose a la mesa de discusión la directora del Observatorio Legislativo Cristiano, Marcela Aranda; el director de Gira por la Vida Chile, Benjamín Lorca; la coordinadora del Centro de la Mujer de San Felipe, Valeria Iturrieta; Claudio Araya y Pamela Contreras, integrantes de las comunidades neocatecumenales, y Felipe Zúñiga, médico siquiatra.

La jefa de la carrera de Medicina, doctora Ana María Julio, indicó que esta actividad buscó abrir la conversación sobre un debate país, “ante el cual no se puede estar ajeno”.

“Buscamos generar instancias que permitan debatir sobre la interrupción del embarazo en tres causales, de tal forma que estudiantes, académicos y la comunidad en general conozcan los alcances de este proyecto de ley. Es lo que podemos realizar como Universidad de Valparaíso, tenemos que contribuir para que exista diálogo”, sostuvo.