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Especialidad de Medicina Familiar comienza a impartirse en Aconcagua

22 Julio 2015

Se busca dotar a la red de atención primaria con más médicos especialistas.

Respondiendo a una política ministerial destinada a incrementar el número de médicos de familia en los centros de atención primaria, la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso aumentó los cupos del programa de formación de Medicina Familiar, lo que significa extender el campo clínico existente para la formación de dichos especialistas al Servicio de Salud Aconcagua.

Cabe consignar que en la actualidad se incluía sólo a los servicios de salud Valparaíso-San Antonio y Viña del Mar-Quillota en este proceso de formación.

“Somos la especialidad que más aumentó los cupos, dos de estos son para las provincias del valle de Aconcagua”, destacó Carolina Reyes, jefa de la cátedra de Medicina Familiar de la UV.

La doctora Mariela Quiroz, médico familiar y tutora de la única becada en Aconcagua, indica que el objetivo es contar con seis médicos en formación de Medicina Familiar en un plazo de tres años: “Nuestra meta es que en siete años logremos tener por lo menos un profesional por establecimiento”.

“Somos especialistas en personas, trabajamos con una mirada integral en el ser humano. La Medicina Familiar tiene una visión humanista pues ve a la persona como un ser integral con un entorno social y cultural que influye en como él se comporta en la salud”, sostiene.

Los pacientes han comenzado a valorar al médico familiar por el vínculo que se genera con ellos y su familia. Hay una continuidad de la atención con la persona y su entorno; de esta manera el médico busca anticiparse al daño, esperando que el paciente tome una actitud de autocuidado tras recibir las herramientas del personal de salud.

Primera becada

La doctora Karla Gómez es la primera becada y se desempeña en el Centro de Salud Familiar (Cesfam) Cordillera de Los Andes, ciudad que conoce bien, pues ha vivido casi toda su vida en ella; sólo emigró a Concepción para estudiar Medicina en la Universidad San Sebastián.

Pensaba especializarse en cirugía, su paso por la atención primaria en el Cesfam Centenario de Los Andes y Curimón de San Felipe, la llevó a optar por la Medicina Familiar.

Durante tres años fue subdirectora médica del Cesfam y el SAPU de Centenario, además de médico gestor y encargada de las cirugías menores. Luego, en Curimón, fue subdirectora médica, encargada del programa cardiovascular y también veía temas de gestión. “Ahí pensé qué carrera enlazaba todas estas cosas, porque me di cuenta que me gustaba todo”, cuenta.

Dice que la Medicina Familiar tiene una mirada biopsicosocial, espiritual y ecológica. “Vemos a la persona y su contexto social, familiar y comunitario. Eso hace que la persona tenga más confianza y cuente más cosas que le puedan estar ocurriendo; los pacientes se sienten considerados, que es lo importante”.