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En un país y una región que envejecen, investigar en adultos mayores es vital

30 Noviembre 2015

En Chile solo el 0,3% de los recursos reservados a trabajos científicos se destinan a estudios sobre la vejez.

Hoy la vejez es vista como un desafío ineludible, al punto que en muchos países ha adquirido un estatus diferente, en base al desarrollo de políticas públicas permanentes. En un mundo donde la media de vida de las personas es de 69 años y cerca del 15% del total de la población es mayor de 60 años, recientes trabajos científicos revela que los adultos mayores de hoy son y pueden ser tanto o más felices que los jóvenes, sobre todo cuando disponen de los recursos e incentivos sociales suficientes.

Por eso, las investigaciones sobre envejecimiento han cobrado gran importancia, al punto que los países desarrollados destinan cada año miles de millones de dólares en estudios y análisis orientados a evaluar las necesidades de quienes integran este segmento etario.

De hecho, en 1990 el número de documentos publicados a nivel mundial sobre envejecimiento bordeaba los 2 mil 500, mientras que a la fecha estos superan los 20 mil, lo que supone un crecimiento anual aproximado del 7%.

“En nuestro país, si bien hemos avanzado, la investigación en este campo es incipiente. Apenas el 0,3% de los recursos para estudios científicos se destina a analizar aspectos vinculados directa e indirectamente con esta etapa de la vida. Además, las publicaciones son limitadas y se concentran en una decena de universidades, sociedades y fundaciones”, afirma el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, doctor Antonio Orellana.

Premisas

Para el destacado neurocirujano y académico porteño, en Chile la investigación sobre envejecimiento se ve afectada por cuatro factores de alcance universal: la falta de vínculos sistemáticos entre los centros de pensamiento y los organismos públicos, la duplicidad de esfuerzos, la ausencia de una perspectiva coordinada y destinada a promover sinergias y la falta de recursos.

Por eso, asegura que es necesario iniciar a nivel local un movimiento pionero que contribuya a relacionar la investigación científica con el quehacer de los organismos encargados de diseñar y ejecutar las políticas públicas en este ámbito.

“No olvidemos que hay dos principios que hacen exitoso a este tipo de políticas: primero, que estén focalizadas en los grupos de mayor vulnerabilidad y, segundo, que tengan impacto demostrable. Y en materia de envejecimiento ambas premisas se cumplen”, sentencia el doctor Orellana.

Nueva mirada

En la actualidad, las investigaciones sobre vejez están orientadas en su mayor parte a las áreas de Neurociencias y Comportamiento, Biomedicina y Biología Fundamental. Entre las tres concentran el 85% de los trabajos científicos que se publican en el mundo.

Sin embargo, no todos ellos apuntan a los objetivos que propone abordar la Organización Mundial de la Salud, que sostiene que las investigaciones debieran enfocarse no solo en mejorar las condiciones de la salud física de las personas sino, en lo esencial, a establecer políticas y programas que promueven las relaciones entre la salud mental y social, que son igual de importantes.

“Lo que debemos tener claro es que hoy el envejecimiento comprende el concepto de ‘activo’, que hace referencia a una participación continua en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas de las personas, y no simplemente a la capacidad de las mismas para estar físicamente aptas como fuerza de trabajo. Las persona mayores, tanto las retiradas como las que están enfermas o viven en situación de discapacidad, pueden seguir contribuyendo activamente con sus familias, semejantes, comunidades y naciones. De ahí surge esta nueva mirada”, enfatiza el decano de la Facultad de Medicina de la UV.