La iniciativa forma parte de su renovado currículo de formación innovada por competencias.
Seis grupos de estudiantes de la Carrera de Nutrición y Dietética, en el marco del ramo Intervención Nutricional Comunitaria, desarrollaron diversos programas de actividades con distintos centros de adultos mayores, organizaciones sociales y jardines infantiles de la zona con el objetivo de entregarles una educación alimentaria nutricional.
Las intervenciones incluyeron un diagnóstico alimentario, donde priorizaron el principal problema encontrado en la comunidad u organización social y en base a ese análisis cada grupo definió el objetivo de su intervención y la estrategia educativa de promoción de salud a utilizar.
En el caso del grupo que lidera la alumna de cuarto año de Nutrición Samantha Gallero la intervención se llevó a cabo en el Club de Adultos Mayores Margarita, ubicado en calle Blanco 578, Valparaíso, donde participaron cerca de veinte mujeres de la tercera edad, quienes se reúnen semanalmente, los días martes, y comparten una once. La institución tiene personalidad jurídica hace tres años, pero el grupo cuenta con una trayectoria de casi cuatro décadas, ya que anteriormente la agrupación pertenecía al Círculo de Esposas de Tripulantes y Jubilados de la Compañía Sudamericana de Vapores.
“El proyecto educativo comenzaba con que ellas supieran hacer una selección de los alimentos, pero además se les enseñó sobre la nueva ley de etiquetado y cómo leer el etiquetado nutricional (tabla) y que así pudieran comparar dos tipos de productos y elegir el más saludable. Se armaron onces ficticias con alimentos de plásticos, para luego terminar con esta actividad, con alimentos reales y preparar una once (saludable) junto a ellas”, explicó Samantha Gallero.
La preparación de la “Once Saludable”, nombre de la actividad con la que culmina la intervención, se realizó en el Laboratorio de Ciencia de los Alimentos de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, y consistió en la preparación de jugos naturales dietéticos de piña-albahaca y frutilla-menta, un queque dietético de zanahorias y nueces, humus de porotos negros (salsa untable), leche dorada con sémola (postre), sandwiches de pan integral con espinaca, queso gauda y aceitunas negras y otra variedad de pan blanco con huevo duro, perejil y mayonesa con yogurt, entre otras.
Fueron las propias abuelitas, tras participar activamente en cada una de las preparaciones, que reconocieron que la experiencia las condujo no sólo a aprender a realizar una mejor selección de los alimentos y a mejorar el valor nutricional de los productos que forman parte de su dieta, sino que también les enseñaron a utilizar productos tradicionales en innovadoras preparaciones.
Así opinó Ana Canales de su novedosa preparación de salsa untable de porotos negros: “Pese a los años que tenemos, jamás habíamos visto esto, hacíamos pura ensalada de porotos y con estos porotitos ya tenemos otra versión, para cóctel. Es muy saludable es con pura verdura”.
Su compañera, Pilar Cárcamo, coincidió, valorando la iniciativa. “La idea es muy buena, porque uno aunque tiene ya sus años de vida, pero siempre se aprende, nunca se termina de aprender. Ya a esta edad, en que tenemos deficiencias en salud, tenemos que cuidar principalmente la alimentación. Saber sobre la alimentación, saber lo que comemos”, afirmó.
Por su parte, Enriqueta Barría, presidenta del Club del Adulto Mayor Margarita, dijo: “Verdaderamente, para nosotras ha sido un progreso, porque estábamos solamente acostumbradas a hacer cosas manuales, entonces las señoras a la edad nuestra como que se cansan, pero esto fue una novedad. Es una cosa novedosa y a la vez instructiva, que nos enseña a comer saludablemente”.
Finalmente, la estudiante Samantha Gallero señaló que la actividad fue muy relevante para su formación profesional, ya que fortaleció su competencia en el trabajo con la comunidad. Esta experiencia le demostró que, con actividades simples, las personas se motivan y aprenden.
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