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Profesor Claudio Carrasco expuso sobre Islas de Calor en la Universidad Nacional de Singapur

24 Junio 2016

Académico de Ingeniería en Construcción presentó estudio sobre ciudades latinoamericanas.

“Análisis cuantitativo de los factores que contribuyen al efecto de Isla de Calor en las ciudades de latinoamericanas de la costa del Pacífico”, fue el nombre de la ponencia que expuso Claudio Carrasco, académico de Ingeniería en Construcción de la Universidad de Valparaíso, en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Islas de Calor, realizada en la Universidad Nacional de Singapur.

Según explica Carrasco, el concepto de Isla de Calor está referido a una situación urbana que se presenta en grandes ciudades, la cual consiste en la dificultad de la disipación del calor durante las horas nocturnas, debido a una combinación de factores tales como la edificación, la falta de espacios verdes, los gases contaminantes o el alto consumo de energía.

El estudio del académico incluyó las ciudades de Guayaquil, Lima, Antofagasta y Valparaíso, siendo desarrollado en conjunto con Massimo Palme, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, y Andrea Lobato, del Instituto Nacional de Energía Renovable y Eficiencia Energética de Quito, Ecuador.

La ciudad latinoamericana

Carrasco explica que “la ciudad latinoamericana crece de manera poco regulada, afectando significativamente los consumos de energía en edificios y la movilidad, modificando la cobertura vegetal por una mineral, como cemento o vidrio, afectando socialmente y generando vulnerabilidades”.

“En Chile más del 85% de la población es urbana y va en aumento, favoreciendo el crecimiento de la ciudad. Valparaíso en diez años ha crecido cerca de 380 hectáreas, principalmente en los cerros y lugares como Placilla y Curauma, los cuales se han duplicado en diez años”, explica.

En este sentido, el académico asegura que “el PREMVAL da cabida a la extensión urbana favoreciendo la Isla de Calor, que además conlleva más inversión pública en infraestructura, en vez de favorecer una densificación controlada y medida de la ciudad. Las ciudades de baja densidad, con usos exclusivos de barrio residencial, financiero o comercial, son ciudades con alto consumo de energía en movilidad, hay muchos autos y más calles y eso genera aumento de calor en las calles”.

“Una ciudad más compacta es todo lo contrario. Usos mixtos, calles ricas en vida ciudadana, menos consumos energéticos, menos tiempo en llegar donde uno requiere porque hay diversidad de usos, hay más uso peatonal. Es la típica ciudad extensa estadounidense versus la ciudad compacta típica europea. La ciudad afecta el clima local y global, y el clima global afecta a la ciudad”, añade.

Políticas de diseño

Consultado por la forma de enfrentar el tema de las Islas de Calor, el profesor manifestó que “la ciudad en crecimiento debe tener políticas de diseño que favorezcan densificarse, pero también que permitan la mitigación del cambio climático, regulando alturas, densidades, tráfico, consumo energético de los edificios y favoreciendo la vegetación, entre otras”.

“El Plan Regulador y sus seccionales, de acuerdo a la estructura y contenidos que presentan actualmente, no están en condiciones de definir políticas tan importantes como las que aquí se plantean. Este instrumento debe modificar su estructura para aportar mayores herramientas en esta línea de la mitigación del cambio climático”, asegura.

El ser urbano

Sobre las causas del problema, Carrasco agrega que “hemos puesto una capa mineral sobre la vegetal. El pavimento se ha puesto cubriendo la tierra donde muchas veces crecía vegetación, la cual se comporta de manera muy distinta a un pavimento de asfalto u hormigón, ya que se calienta y enfría de manera distinta. Sin embargo, de manera natural, apenas la naturaleza tiene la posibilidad de sobreponerse a lo mineral lo hace. En un pavimento trizado o con una grieta al poco tiempo aparece pasto o una planta, sin embargo nosotros como humanos torpemente volvemos a insistir en cubrirla con una capa mineral”.

En cuanto a las implicancias que pueden generar las Islas de Calor, Carrasco es enfático en advertir que “en nuestros climas la vegetación es principal, la calidad climática que tenemos se ve favorecida por la existencia de cierto tipo y cantidad de vegetación. Si disminuimos la vegetación o la capa natural, el clima cambia, es uno de los factores que gatilla el cambio climático”.

“El ser urbano es nuestra realidad. La ciudad es el gran causante del cambio climático y el calentamiento global. Las políticas de diseño urbano debieran mitigar estos efectos”, agrega el académico quien además desarrolla estos temas con sus alumnos de quinto año de la Escuela de Arquitectura UV y en las tesis que dirige en Ingeniería en Construcción.