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Alumna de quinto año de Historia UV será guía en Museo Histórico Nacional

17 Enero 2017

Es una de las pocas alumnas de pregrado del país seleccionada para esa tarea.

Con el objetivo de enriquecer su currículum, así como de ganar experiencia en didáctica y acceder a valioso material de investigación, Nataly Santander, estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, postuló al voluntariado de guías en el concurso del Museo Histórico Nacional. A pocos días de presentar su postulación, se enteró de que había sido seleccionada, siendo parte de la minoría que aún cursa el pregrado: del grupo de trece guías, sólo tres son estudiantes como ellas, mientras los demás están titulados o son postgraduados.

“La opción de trabajar en el museo la pensé para optar a hacer estudios posteriores, porque como se necesita un currículum con actividades académicas, lo tomé por ese lado, y para especializarme más en historia”, cuenta la alumna, destacando que no sólo está pensando en la licenciatura y en el trabajo posterior de postgrado, sino también en su trabajo como profesora: “Me gusta mucho la pedagogía y, al mismo tiempo, me gusta mucho la historia; entonces lo que quiero es hacer las dos cosas”, destaca.

Detalla: “Me gusta el área de la multiculturalidad, sobre todo ahora con el tema de los migrantes, cuyo aporte cultural no se valora mucho, y en historia de Chile, más que nada la historia de la marginalidad, la historia social; eso es lo que quiero, especializarme después en antropología. Pero no quiero descuidar la parte de la pedagogía, ya que siento que se necesitan buenos profesores y me estoy formando bien para eso. De hecho, la opción de las visitas guiadas enseña herramientas didácticas, pedagógicas, que quiero poner en práctica junto con lo que ya sé”.

Motivación

Respecto de qué la motivó a participar en el concurso para el voluntariado, cuenta Nataly Santander que “todo el año pasado la profesora Marcela Cubillos estuvo realizando actividades en el Taller de Tesis. Traía gente, magísteres, egresados, exalumnos de ella, y entre ellos llegó una chica que había hecho un montón de actividades extracurriculares, muchas, y era súper joven: con 28 años ya tenía su magíster terminado. Ella dijo lo importante que era hacer actividades extra a la universidad. Y la profesora nos incentivó eso: que viéramos cosas, fuéramos a ponencias, que participáramos. Así que en Facebook agregué varias páginas de bibliotecas, de museos, y vi la publicación del Museo Histórico Nacional sobre el concurso para el voluntariado 2017. Pedían una carta de recomendación y ser ojalá egresado de carreras afines, como Pedagogía en Historia. La profesora Marcela me hizo la carta y postulé. Me contactaron a los pocos días y me dijeron que había quedado, y me pidieron que eligiera el horario, porque había quedado de las primeras seleccionadas”.

La más feliz fue su profesora de tesis: “Agradezco mucho el apoyo que ella me dio, porque sin sus consejos no me hubiera atrevido a hacer algo así, en Santiago… Voy a tener que estar viajando todas las semanas, pero es un desafío y va servir para mi formación”, señala.

Para la joven no será fácil, ya que aunque es de Melipilla, vive en Valparaíso, y viajará a Santiago al menos un día a la semana, durante todo el año, para ejercer su voluntariado. “El museo lo que ofrece es un día a la semana, tres horas mínimo, y un día el fin de semana si es que quiero —que quiero, de hecho—, para guiar visitas de niños de educación básica y media. Es un voluntariado anual, y nos contaba Marcela Torres, la encargada del museo, que reciben alrededor de 30 mil visitas durante el mes, y que desde ya tienen agendadas visitas de colegios para abril y mayo”, explica.

Añade que “además de hacer visitas guiadas con los niños, hay una actividad que se llama ‘El Museo fuera del Museo’, que consiste en que el Museo lleva piezas a hogares de ancianos, a colegios, a la cárcel, al Sename, y llevan cosas de Latinoamérica a colegios donde haya chicos de distintas nacionalidades. Todas esas actividades están orientadas para que vayan los voluntarios, así que desde ya quiero participar, porque la experiencia didáctica es más amplia”.

Voluntariado

Otro elemento no menor es que se trata de un voluntariado; es decir, no hay pago de por medio. “Cuando hablaba de esto con mi círculo de amigos, el primer comentario fue ‘¿y no pagan?’, pero yo les explicaba que para mí es una oportunidad: me están dando acceso a todo, puedo aprender del museo, al mismo tiempo practico, porque voy a ser profesora, de modo que es súper enriquecedor. Y aparte, el museo da la opción de que si uno quiere investigar sobre las miles de cosas que tienen, dan acceso libre a ellas, incluso a partes que están cerradas para el público”.

Ese beneficio lo ha experimentado desde el primer día: “Cuando nos hicieron la bienvenida, nos llevaron a la torre del museo, y nos explicaron cada parte. Las visitas hasta la parte más alta de esa torre solamente se hacen el 12 de febrero, una vez al año, entonces nosotros tuvimos un privilegio. Fue súper bonito”.

Destaca asimismo la calidad del grupo de voluntarios seleccionados: “Somos trece, y la mayoría tienen líneas investigativas distintas; hay varios que ya son profesores, otros historiadores, otros están egresados. Es hermoso, y la gente es súper simpática, todos están en la actitud de compartir conocimiento, eso me gustó del grupo”.

Por otro lado, Nataly Santander enfatiza un elemento importante: “Yo estudié antes, en una universidad privada, un año de Historia, y el enfoque era súper distinto. El marco de la buena enseñanza, esto, lo otro, bien burócrata, pero no había lo que hay acá en la UV. Siento que la Universidad influyó mucho en el aspecto de despertar más cosas positivas de las que uno trae al optar a pedagogía o a Historia. Al menos yo traigo esa experiencia, de haber estado en otro lado, y valoro lo que hay acá”.