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Titulados de Arquitectura obtienen menciones honrosas en Concurso TIL de Buenos Aires

23 Enero 2017

María Gabriela Arroyo, Gerald Sacha y Paulo Donghi presentaron proyectos individuales.

María Gabriela Arroyo, Gerald Sacha y Paulo Donghi, titulados el 2016 de la carrera de Arquitectura, obtuvieron menciones honrosas por sus proyectos en el concurso Taller de Integración Latinoamericana, TIL, realizado en Buenos Aires, Argentina, que premia al mejor proyecto de taller del año 2015 de estudiantes de Arquitectura de América, España, Portugal, Italia y Francia.

Rescate de la cultura Inca

Reinterpretar y revalorizar aspectos de la cultura Inca mediante el rescate de una ruina abandonada en las afueras de Santiago, donde se encuentra el último centro ceremonial encontrado en Chile, fue el objetivo del proyecto de María Gabriela Arroyo. “De esta manera se genera una nueva arquitectura con conciencia, para revivir relaciones y experiencias ancestrales, vinculadas al paisaje y territorio”, explica.

Según la arquitecta, “el proyecto permite generar una real reflexión sobre los lugares con valores patrimoniales que actualmente se encuentran abandonados y en deterioro. Por eso es motivante que este trabajo, realizado en título, logre generar una discusión que permita continuar siendo reconocido no solo dentro de nuestra Universidad sino que también por otras instituciones. Lo que significa que lo aprendimos no solo se encierra en un contexto regional o nacional, sino que es posible traspasar, a través de la arquitectura, a otros lugares”.

Para Gabriela, “TIL es el comienzo de muchas otras oportunidades, ya que hoy en día la arquitectura podría ser una experiencia con identidad, pero abierta al mundo”.

Escuela de Artes Escénicas y Visuales

Escuela de Artes Escénicas y Visuales es el proyecto de Gerald Sacha, el cual busca “reinterpretar los parámetros propios de la arquitectura porteña, integrándose mediante la relación de las proporciones, de modo que el edificio armonice al mismo tiempo que destaque, configurando así una pieza urbana continua. El proyecto integra elementos propios de la ciudad, tales como la quilla, galería acristalada, corredor, muro de contención, zócalo y escalera. A través de un vacío interior, entrelaza sus siete niveles dotados de auditorio, salas de reuniones, café, mirador, entre otros”, explica.

Sobre la experiencia en Buenos Aires, Gerard señala que “había un deseo de que otros opinaran y evaluaran nuestros proyectos y se pudiese comparar con el nivel de exigencia internacional que el propio concurso latinoamericano y de algunos países europeos podría entregar. Es importante saber qué está ocurriendo en otros lugares y de qué manera se están abordando las interrogantes en el área de la arquitectura”.

“La mención honrosa es un logro importante, por la cantidad de participantes y países presentes, es un reconocimiento internacional de lo que estamos aportando desde nuestro punto de vista. A partir de esta experiencia surge el interés de participar en nuevos concursos. Es un hito en el inicio de la carrera profesional, que hoy se valora por la experiencia que entrega concursar en el extranjero”, asegura.

Protección del Humedal de Tunquén

El tercer proyecto es el Parque Educativo, de Paulo Donghi, para la protección y conservación del humedal de Tunquén, el cual cuenta con diversas instalaciones, como un centro de visitantes de 1.400 m2, una extensión de pasarelas, viveros, patios e interiores, auditorio, salas interpretativas, laboratorios y exposiciones, dirigido a programas escolares, científicos, especialistas y familias.

Donghi señala que “como propuesta constructiva el desafío está en poder recoger insumos a partir del bioclima, principalmente la capacidad de general agua a partir de la vaguada costera presente todo el año. Es así que el proyecto es un gran atrapanieblas que alberga dos volúmenes paralelos y un patio central que replica ecosistemas nativos, por lo que su fauna asociada está presente en el paisaje interior del edificio. Así, una vez restaurado el ecosistema, el edificio termina perdiéndose en el follaje natural”.

“La conclusión general que llevamos a Buenos Aires fue que el ser humano no puede habitar el medio natural en que se localiza en una relación de mera contemplación, si no en complementación con su contexto. La arquitectura debe tener por objetivo hacerse parte de un organismo mayor, que cuenta con diversos requerimientos, a los que la obra debe responder de forma austera, sencilla y replicable. Lo que lo lleva a ser sostenible”, explica.