Talleres colaborativos dirigidos por arquitecto Lautaro Ojeda trabajaron en conjunto con vecinos del sector.
Treinta anteproyectos de viviendas definitivas para el sector de Puertas Negras, que resultó devastado luego del incendio del pasado 2 de enero, fueron presentados en la Intendencia Regional. Los proyectos, realizados en forma colaborativa con los vecinos del sector, fueron desarrollados por diez alumnos de la Escuela de Arquitectura, a cargo del académico y director de Centro de Investigación de Vulnerabilidades e Informalidades Territoriales, CINVIT, Lautaro Ojeda.
Según explica Ojeda, el proyecto se encuentra en una etapa intermedia y ahora concluye el codiseño de las viviendas. “Este proceso, que comenzó el 4 de febrero, consistió en desplegar una caracterización social de los vecinos, donde actuamos junto a Gerópolis, realizando entrevistas y encuestas para saber con quiénes estábamos dialogando”.
La modalidad usada para el proceso fue el Subsidio de Autoconstrucción Asistida, siendo los vecinos los encargados de la construcción, asesorados por los arquitectos. Se estima que el proceso de reconstrucción comenzará a mediados de abril y se prolongará hasta fines del 2017, con un costo aproximado de 2.700 UF.
Informalidad urbana
Sobre el proceso, Ojeda señala que “el CINVIT está enfocado a la informalidad urbana y a la vulnerabilidad, dos temáticas muy presentes en Puertas Negras, en Playa Ancha, donde hay altas cuotas de informalidad, irregularidad e ilegalidad en cuanto a la vivienda”.
“También hay un tema de vulnerabilidad evidente producto de la interfaz urbano-forestal que afecta toda la cornisa de Valparaíso y, por ello, los incendios que son originados en los bosques llegan al límite urbano. Toda la franja superior es vulnerable en términos de incendios forestales, más allá de la precariedad urbana y de las mismas viviendas”, explica.
Juego, participación y diálogo
El trabajo con los vecinos se realizó por medio del diseño de juegos de vivienda. “En un juego espacial, cada familia pudo agenciar pequeñas piezas que se asemejaban a las viviendas que ellos querían. Finalmente ese diseño se tecnificó bajo los parámetros de ordenanza, ordenamiento municipal y de los requerimientos de los vecinos”.
“Lo más relevante fue la apertura de los vecinos para contarnos sus historias de vida antes del incendio, sus proyecciones respecto a la vivienda que ellos quieren y la voluntad para participar en un proceso que les puede ser ajeno a su realdad. Jugar puede ser mal interpretado, pero en este caso, nuestra apuesta fue por medio del juego, para generar participación y diálogo”, añade.
Proceso complejo
No obstante, sobre el proceso de reconstrucción Ojeda aseguro que “es bien complejo, acelerado, frenético... No sé si exista una experiencia de reconstrucción con los vecinos, diseñando sus viviendas con sus parámetros y con grupos de arquitectos en un tiempo tan corto. El proceso de participación real duró un mes, hicimos siete talleres de participación y dos visitas a terreno con cada familia”.
“El costo humano de parte de los técnicos que estamos detrás de esto es elevado. Esta meta nos pareció bastante arriesgada, pero la cumplimos y estamos muy orgullosos de los alumnos que estamos formando en la Escuela de Arquitectura de la UV, que responden cabalmente a la expectativa”.
Realidad misma
Una de las estudiantes que participó en el proceso fue Rocío González, alumna de sexto año. “Nuestro trabajo fue primero participar en los talleres de diseño participativo junto con los vecinos y, en una segunda instancia, trabajar con los arquitectos en el tema del diseño, como colaboradores”, explicó.
“Como alumnos en práctica nos sentimos bastante contentos de participar en estos procesos, sobre todo al trabajar con los vecinos, en la realidad misma, porque sabemos que el proyecto se va a construir. Es un pequeño grano de arena que nosotros ponemos como estudiantes en los proyectos, para que finalmente los vecinos estén contentos”, agregó.
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