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Estudiantes del IFA participaron en seguimiento de relevante evento observado por primera vez

17 Octubre 2017

Investigación sobre ondas gravitacionales de una colisión de dos estrellas de neutrones fue publicada en la última edición de Nature.

Un equipo de astrónomos internacionales logró no solo detectar sino también observar, a través de telescopios ópticos espaciales y en la Tierra, las ondas gravitacionales de una colisión de dos estrellas de neutrones. Este evento nunca antes visto fue tan relevante que su estudio mereció ser incluido en la última edición de la revista Nature, publicada a inicios de esta semana. Stephania Hernández, joven estudiante del Programa de Doctorado en Astrofísica de la Universidad de Valparaíso, junto a Joris Vos, postdoc del Instituto de Física y Astronomía (IFA) de la UV, aportaron datos importantes para esta investigación.

Las ondas gravitacionales son fundamentales para entender las leyes del Universo y muestran cómo los objetos hacen que el espacio-tiempo se curve. Los científicos debieron esperar cien años, desde la predicción de su existencia por parte de Albert Einstein, en su Teoría General de la Relatividad, para su detección.

A la fecha, las ondas gravitacionales sólo habían sido percibidas en cinco ocasiones, las cuatro primeras en eventos de agujeros negros, que no emiten luz visible. En la quinta colaboró Stephania Hernández, con la gran ventaja de que las ondas gravitacionales fueron acompañadas por ondas electromagnéticas emitidas durante y después de la colisión de las dos estrellas, captadas por avanzados telescopios en una colaboración internacional, en la cual también la estudiante de postgrado UV participó con observaciones con el New Technology Telescope (NTT) de ESO en La Silla.

El instrumento LIGO que detectó las ondas gravitacionales del evento fue diseñado por los actuales Premios Nobel de Física 2017, los estadounidenses Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne.

“Primero se descubrieron las ondas gravitacionales y unos días después se captó una explosión de rayos gama”, afirma Stephania Hernández. Esto habría ocurrido a una distancia de 130 millones de años luz.

Agrega que “con las detecciones de LIGO y VIRGO se confinó la parte del cielo donde se produjeron las ondas gravitacionales, y con imágenes previas a la explosión compararon el área y determinaron el lugar exacto donde se originó el evento, la galaxia NGC4993”. La estudiante de postgrado detalla: “Hice fotometría en varios filtros y esas imágenes que tomé les sirvieron a los investigadores como referencia para poder calcular la magnitud de la explosión”. Añade que este fenómeno no tendría mayor impacto en nuestro planeta.

Es la primera vez que la joven Stephania Hernández, de origen mexicano, participa en una publicación en Nature. “Es muy impactante para mí. En lo personal siento mucha responsabilidad de seguir mejorando cada día. Esta colaboración me motiva a continuar avanzando en mis estudios. No quisiera conformarme con sólo tener una publicación como esta, me interesa también que mi línea de investigación pueda tener resultados igual de importantes que el de ahora”, finaliza.