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Profesora Violeta Flores expuso sobre emergencias y desastres en Día del Trabajador Social

29 Noviembre 2017

Académica explicó que se debe dejar de hablar de “sujeto víctima” y que se debe mirar como interlocutor válido de su situación.

En el marco de las actividades de conmemoración del Día del Trabajador Social, la académica de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Valparaíso Violeta Flores dictó la charla “Trabajo Social y Desastres-Emergencias: alcances

preliminares como campo y consideraciones éticas de intervención profesional”.

La actividad estuvo encabezada por la directora del plantel, doctora Elena Salum, y el director de Vínculos con el Medio de la Escuela, doctor Mauricio Ureta, y se realizó en el Aula Mary Richmond de la Escuela de Trabajo Social UV. Asistieron profesores y estudiantes.

La profesora Flores explicó que las catástrofes tienen distintas categorías y “se asimilan a algo que no es posible controlar; situaciones de la naturaleza, imprevistos que nos pillan en indefensión… Son aquellos fenómenos que no se pueden prevenir y ante los cuales el ser humano poco puede hacer”.

También precisó que los desastres y las emergencias tienen diferencias que es necesario reconocer para actuar adecuadamente ante la ocurrencia de alguna de ellas.

El desastre, detalló, “es aquello que intempestivamente altera la vida de la población, generando cuantiosos daños. Requiere ayuda externa, no abarca solamente el nivel local”.

En tanto, la emergencia, dijo la profesora, “presenta la capacidad de asumirla a nivel local con medios, equipos y recursos con que cuentan los servicios públicos para atender estas situaciones”.

Se refirió asimismo a los efectos sociales y económicos de los desastres y emergencias, los que podrían ser amortiguados en alguna medida si existiera mayor planificación en materia de prevención a nivel de gobiernos, sostuvo.

“Los efectos sociales y económicos de estas situaciones son numerosos, disparatados, diversos y cuantiosos. La ayuda social que se moviliza significa millones de dólares, junto con los retardos y pérdidas de empleo asociados”, manifestó la profesora, agregando que tampoco ayuda a superarlos el ambiente de desazón y el morbo comunicacional que se desata en torno a los desastres. “Los medios de comunicación, generalmente provocan un efecto de ‘inflación’ de las situaciones y de amplificación de los fenómenos, lo que muchas veces genera un efecto negativo mayor y nefasto para la gente afectada por las catástrofes”.

Precisó que no está en contra de la cobertura mediática de los desastres, “pues hay muchas veces que se generan campañas de solidaridad, pero cuando se desborda el criterio y empiezan a hacer ‘turismo social’ con las víctimas es muy lamentable”.

La académica UV manifestó que las nuevas perspectivas teóricas y especializaciones sobre esta materia “permiten anticiparse a estos eventos y tener una mirada competente para redefinir las zonas de catástrofes y facilitar el actuar de los órganos estatales, activar cooperaciones internacionales y acciones especiales que permitan liberar recursos extraordinarios para abordar de mejor forma estas situaciones”.

En este contexto, explicó, “el sujeto no sólo es víctima sino que es parte del proceso de recuperación, es interlocutor válido de su propia situación y eso ayuda a salir de la mirada de vulnerabilidad y de individuo carenciado”.

La profesora Flores dijo que “ya está obsoleta la mirada hegemónica de las instituciones, sino que ahora se trata de integrar, de fomentar las prácticas democráticas y la participación de la comunidad y también de los equipos profesionales. Esto implica una autorreflexión crítica de los gremios y de los vacíos curriculares existentes”.