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“Hay que poner todas las fichas en la movilización y en la organización propia”

20 Diciembre 2017

Afirmó en la UV el Premio Nacional de Historia 2017, Julio Pinto, a propósito de la defensa de los derechos en el próximo gobierno.

“110 años de la huelga de Santa María de Iquique y nuevas historias sobre el mundo del trabajo” es el nombre del seminario al que asistió este martes, en la Universidad de Valparaíso, el historiador Julio Pinto, Premio Nacional de Historia 2017. En la ocasión, el académico aventuró un pronóstico sobre lo que puede pasar en Chile con un nuevo gobierno de la derecha.

“Yo creo —afirma— que el pronóstico no es muy favorable. Sabemos el peso que tiene el empresariado frente a las nuevas autoridades; sabemos también que parte de la votación de la derecha tiene que ver con un sentido de amenaza que de repente se les asomó: pensaron que estábamos avanzando hacia Venezuela —como ahora no existe la Unión Soviética, Venezuela es el Cuco—, por eso el alivio con que celebraron ellos el triunfo era porque ‘Chile se salvó’, esa fue la consigna que gritaban frente a Piñera la noche de la segunda vuelta. Entonces creo que no puede esperarse mucho respecto del Estado”.

Por ello, añade, “hay que poner todas las fichas en la movilización y en la organización propia. O sea, en que los propios interesados y afectados se movilicen para que no les pasen por encima. Y en el anterior gobierno de Piñera esto ya funcionó: los estudiantes demostraron que era posible frenar, revertir la voluntad y los propósitos de un gobierno que no quiere que haya muchos avances en el plano social”.

Santa María de Iquique

—¿Por qué es importante recordar y analizar lo que sucedió en Chile hace 110 años, en la huelga y posterior matanza de Santa María de Iquique?

“Porque deberíamos tratar de que eso no se repita nunca más. Recordar que ha habido momentos en que el Estado chileno ha masacrado a otros chilenos por pedir cosas que eran muy justas, entonces cómo hacemos para que esto no vuelva a ocurrir. Tenemos que pensar que ocurrió. Cuando se saca la cantata ‘Santa María de Iquique’ lo que dicen el Quilapayún y Advis es ‘esto hay que conocerlo para que no se repita’. Y se repitió. Ojalá nos vaya mejor que a Luis Advis y Quilapayún”.

—Se repitió con el golpe de Estado tras el gobierno de la Unidad Popular. ¿Tiene que haber una tercera matanza, una masacre, para que se avance en los derechos de los trabajadores?

“Esperemos que no, esperemos que no tenga que llegarse a esos extremos. Porque finalmente lo que ocurrió después del ’73 fue lo contrario; o sea, lo que se había conseguido se perdió, y entramos en un período muy largo de pérdida absoluta de derechos, de conquistas, de ganancias. Es un desenlace muy desalentador: lo que se logró dentro de un siglo se perdió en horas, y cómo lo hacemos para que no vuelva a ocurrir”.

—Las generaciones más viejas esperamos que los jóvenes se movilicen y se hagan cargo, con lo que les dejamos una gran tarea como una sociedad que no parece haber aprendido mucho con los años, ¿quizá influida por el miedo?

“Bueno, el miedo es cosa viva, como lo demostraron los mismos empresarios en esta segunda vuelta. Yo creo que el solo hecho de que hayan estado asustados es sintomático; es decir, hay una fuerza que ellos perciben y que fue suficiente para que pensaran que si no se hacían cargo podían pasar cosas peores para ellos. Un escenario optimista sería que se vuelva a un esquema como el de los años ’20; es decir, que el Estado y los empresarios tomen conciencia de que a las patadas no van a resolver nada, y que si no hacen ciertas concesiones y no reconocen ciertos derechos, puede ser, a final de cuentas, peor para ellos mismos. Eso en un escenario optimista. Pero nada reemplaza la claridad y la decisión con que los propios afectados defiendan sus derechos. Ahora, ¿por qué no aprendemos? Porque también las cosas cambian. O sea, el Chile de hoy no es el Chile de 1970. Y hay segmentos importantes de la sociedad que tienen otra forma de ver las cosas; por ejemplo, que haya gente que haya salido a defender el derecho a cobrar por la educación, y que no son los grandes potentados. Estamos en un mundo que cambió, un Chile que cambió radicalmente, las coordenadas son distintas, y eso también hay que asumirlo. El discurso que funcionaba en 1970 ya no funciona, y hay que hacerse cargo de esta enorme y misteriosa clase media que tenemos hoy, que en muchas cosas responde a un estímulo del neoliberalismo”.

—¿Y qué pasa con el alto porcentaje de personas que no fueron a votar?

“Creo que muchos no fueron por indiferencia, no creen que pueda cambiar nada, y otros porque piensan que no es la instancia en que se resuelven las cosas. Los que dicen que mañana hay que salir a trabajar igual: esa una frase ridícula, porque ¿va a haber algún gobierno en que no tengamos que salir a trabajar mañana? Cuando me dicen eso yo les digo: ‘¿te imaginas un gobierno en que nadie tenga que trabajar?’”.