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Estudiantes y académicas feministas reflexionaron sobre la dimensión de género y el golpe de Estado

12 Septiembre 2018

En seminario “Experiencias, cuerpos y memorias en la dictadura y post dictadura”.

Gran asistencia de público tuvo el seminario “Experiencias, cuerpos y memorias en la dictadura y post dictadura”, organizado por la Comisión de Educación No Sexista de la carrera de Sociología y la Asamblea de Mujeres y Disidencias de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Valparaíso. El objetivo de esta actividad, según explica la socióloga María Angélica Cruz, una de las organizadoras, fue reflexionar uniendo la dimensión de género con la conmemoración de golpe de Estado de 1973.

Dos mesas consideró el seminario: “Violencia política, persecución y régimen dictatorial, cuerpo, memoria y tortura”, con participación de María Angélica Cruz (doctora en Sociología), Eliana Vidal (educadora popular) y Graciela Rubio (doctora en Educación), y “Reconstrucción del movimiento feminista en la dictadura desde la visión de los sujetos históricos. Implementación del neoliberalismo, resistencia y reproducción de la vida”, en que tomaron parte Camila Silva (historiadora feminista), Natalie Arriagada (vocera de movimiento social) y Felipe Valenzuela (estudiante).

Según explica María Angélica Cruz, “nos importaba que después de todas las movilizaciones de las estudiantes, que han vuelto a poner el tema de los derechos de la mujer, no quedara sólo en que se acabó la toma y nunca más. Entonces, generamos la Comisión de Educación No Sexista, que integra a estudiantes feministas y académicas que nos reconocemos en el feminismo, para pensar cómo desde la universidad podíamos seguir haciendo un aporte en aquello que la universidad sabe hacer, que es producir conocimiento y debatirlo. Pensamos que septiembre era un buen momento para visibilizar el tema y decidimos hacer una actividad que juntara la dimensión de género con la conmemoración de golpe de Estado”.

En las dos mesas de trabajo, señala, se visibilizó “cómo las últimas conmemoraciones del 11 en Valparaíso han ido mostrando una presencia de colectivos feministas, pero también de colectivos trans y de las disidencias sexuales, para quienes el tema de la transmisión del pasado como un debate abierto y plural es muy importante. Uno sabe que las memorias son plurales, que la memoria social no es lo que pasó, sino que es cómo se van reconstruyendo sentidos de ese pasado, y que eso es siempre en función de debates del presente”.

Subraya María Angélica Cruz que “toda sociedad que vivió pasados violentos queda marcada; ocurrió en la Alemania nazi, para el fascismo italiano, para la guerra civil española y en todo el Cono Sur. Entonces no es que estemos discutiendo porque queramos discutir: no podríamos no hacerlo. Las prácticas políticas del presente, los horizontes del futuro, lo que se debate hoy día, todo viene cargado por cómo procesamos los conflictos. El aprendizaje no es sólo recordar para que no vuelva a ocurrir, porque probablemente eso no hay cómo asegurarlo, pero sí cómo aprenden las nuevas generaciones, cómo aprenden ese pasado”.

En ese sentido, añade la académica: “El pasado siempre va cambiando. Cada sociedad, cada generación, cada problema del presente va dándole nuevo sentido. El movimiento estudiantil puso en el 2011 un tema de la dictadura que no había estado puesto a principios de la democracia, que se había centrado en la violación de Derechos Humanos de los cuerpos: el movimiento estudiantil recuerda la instalación de un modelo económico forzado. Bueno, el feminismo está poniendo otros temas; por ejemplo, la violencia sexual en condiciones de tortura como una forma de violencia política. No es la única marca de género en la dictadura, pero es una marca muy importante. Cómo se vincula con la marca de género actual. O cómo el tema del feminismo, de la clase y el género se intersectan”.

Para María Angélica Cruz es importante que la reflexión involucre a la academia: “Después de que el rector presentó el ‘Análisis sobre las relaciones de género en la Universidad de Valparaíso’, él mismo dijo que la Universidad sería cínica si hace como que esto no ocurre. Pero no es sólo mirar lo que pasa hacia dentro de la Universidad en términos de brecha, sino cómo el género es algo transversal a la producción de conocimiento. Por eso, cuando llega septiembre uno reflexiona sobre el pasado no porque sea algo lejano, sino porque lo que ocurre hoy día está relacionado con lo que pasó antes, y la manera en que se procesa ese pasado abre horizontes o cierra horizontes, es más plural, es más dogmático, apuesta por los Derechos Humanos o no, reconoce resistencia en las víctimas o no, le entrega a los jóvenes la posibilidad de pensar la historicidad del presente. Ahí el género también tiene algo que decir”.

El debate, termina afirmando la investigadora, debe apuntar a esclarecer que el golpe de Estado afectó a todos, no sólo a las víctimas directas: “Hoy día nadie puede venir a hacer un revisionismo que niegue que hubo terrorismo de Estado y que hubo violación de Derechos Humanos y todo lo que eso significó. Pero el tema es más amplio: cómo no dejar encapsulado el debate sólo en las víctimas directas de la violación de Derechos Humanos, sino que toda la sociedad se vio atravesada por una cultura del terror, del miedo, de falta de libertades, de una manera de entender lo público, de una privatización de los problemas, el derecho a la protesta, a la libertad de expresión, etcétera, etcétera. Esas son cuestiones que no sólo pasaron en una prisión política y son temas que van a seguir vigentes, y que, aunque no nos guste, tienen para mucho tiempo”.