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Artequim, el arte de hacer de la química un juego

25 Julio 2019

Estudiantes de la cátedra de Química Inorgánica de Licenciatura en Ciencias exploran nuevas metodologías educativas a través del juego y el arte.

Tras su cuarta versión, Artequim se ha convertido en un proceso de exploración para los estudiantes de la catedra de Química Inorgánica, que imparte el doctor Rodrigo Segura a los alumnos de segundo año de Licenciatura en Ciencias.

El objetivo es que los estudiantes liberen su imaginación y apuesten por su creatividad para presentar los conceptos químicos de una forma innovadora, pero a su vez acercándola a la cotidianeidad.

“El desafío es que los estudiantes tomen algún tema que les interese dentro de la química inorgánica y desarrollen una idea con características artísticas o lúdicas”, explicó el doctor Segura.

En esta versión los alumnos presentaron la química a través de diversas manifestaciones artísticas como una escultura inspirada en la tabla periódica o conceptos químicos plasmados en obras visuales y en la música de autor. Otros desafiaron los conocimientos de compañeros y profesores a través de juegos de mesa y un “pasapalabra” y también algunos optaron por presentar una exposición de minerales y fósiles.

“Hay varias cosas que destacar. Por ejemplo, es una actividad muy entretenida, es una instancia dentro del curso que es altamente participativa y, por lo que veo, los alumnos lo están disfrutando bastante, porque esta actividad los saca un poco del concepto general del venir a estudiar de la forma tradicional”, afirmó el profesor.

El académico releva que esta instancia permite a los alumnos “aprender a relacionar conceptos de la química, que uno cree que son muy teóricos o muy de la ciencia de laboratorio, con cosas muy cotidianas. Además, aprenden a expresar la química a través del juego y que se puede enseñar o aprender de manera más efectiva. Todo esto hace más digerible la materia”.

Los estudiantes respondieron positivamente al desafío. Monserrat Olivares junto a su compañera Alexandra Brantes crearon “el pasapalabra químico”.

“En este juego se entregan definiciones y los participantes van respondiendo de acuerdo a su avance en orden alfabético. Si aciertan a la respuesta, van sumando círculos verdes, si no saben dicen ‘pasapalabra’ y si contestan mal se ganan el círculo rojo. De esta forma se aprende química de forma muchísimo más entretenida, se interactúa mucho más y puede llegar a ser una nueva metodología de aprendizaje”, señaló Monserrat.

Alejandro Lucares vinculó la química con un concepto más artístico: ”Yo hice una escultura de la tabla periódica, que intenta retratar la idea de cómo se fue completando en el tiempo, porque partió por el año 1817, con características y similitudes que tienen ciertos elementos. Aquí se vincula la historia de la química y ayuda a entender cómo eran las investigaciones en esa época”.

En tanto, Matías Luengo se orientó a un aspecto más lúdico. “Quise hacer un juego basado en la química, que mezclará la visión artística, el conocimiento y la actividad física. Esto consiste en contestar correctamente las preguntas entre los participantes a través de tarjetas. Si te equivocas tienes que hacer una penitencia. La experiencia ha sido súper interesante, porque sale un poco de la dinámica de siempre, la de estar en una sala con un profesor que te dicte la materia, de esta manera se vuelve mucho más activo el aprendizaje”.