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“Todos nacimos para bailar y para cantar, solamente necesitamos que alguien nos dirija”

26 Julio 2019

Afirma la maestra argentina Eva Lautersztein, quien dio en la UV un taller de pedagogía inclusiva para trabajo coral.

Una serie de talleres prácticos para profesores desarrolló, en una intensa jornada de trabajo, la maestra argentina Eva Lautersztein, invitada a la Universidad de Valparaíso por la carrera de Pedagogía en Música. En la ocasión, la docente presentó su libro “El coro en la escuela”, que aborda su tema de investigación: pedagogía inclusiva para trabajo coral.

El objetivo de la jornada fue enseñar a los profesores de Música cómo aplicar este sistema de aprendizaje en el aula escolar. Cabe destacar que la técnica de la profesora Lautersztein desarrolla cinco temáticas: las bases de la dirección coral y como hacerla más eficaz, educación vocal, desarrollo de la audición melódica y armónica, repertorio y metodología de ensayo. Sus ejes temáticos son los siguientes: la música como pedagogía inclusiva, el juego para desarrollar la voz y el oído, dinámicas cooperativas y trabajo en equipo.

Para la maestra Eva Lautersztein el coro “hoy día es más importante que nunca, porque los chicos están cada uno en su cosa, con su celular o estudiando su matemática, pero hay muy pocas actividades de conjunto, de cooperación”. Apunta que en el deporte sí hay trabajo en conjunto, “pero en competencia: es un grupo frente a otro; en cambio, el coro da la oportunidad de hacer una cosa cooperativa sin pensar que tengo que ganar un premio, y si lo gano estoy contento y si lo pierdo estoy triste. El hecho de cantar me pone contento, el hecho de cooperar con mis amigos me pone contento, y si canto frente a un público tengo la sensación de entregar algo de mí mismo —que es mi voz—, y lo estoy entregando a un oyente, es como que estuviera dando un regalo. Y eso beneficia mucho al individuo, a cada uno del coro, porque se siente orgulloso de pertenecer a ese grupo y de entregar a la comunidad”.

A su juicio, insiste, a nuestra sociedad le falta crear comunidad: “En todo el mundo pasa eso, que las matemáticas y el inglés y las computadoras toman el primer lugar, y la filosofía y las artes quedan relegadas. A pesar de que los griegos ya lo dijeron hace mucho tiempo: dijeron matemática, deporte y música”.

Todos pueden cantar

A lo largo de sus años de investigación y trabajo, Eva Lautersztein ha comprobado que todos pueden cantar: “¡Y cantar a cualquier edad!, y mejor desde la infancia. Coro, como coro para cantar a dos voces, se puede desde segundo grado de primaria; y de a poquito, de segundo grado, tercero, cuarto, quinto, cantar muy bien. La idea mía es en ese sentido bastante original, porque estoy hablando no de coros selectos, que llevamos a los chicos talentosos, sino que un grado entero, que todo el grado se convierta en coro”.

Lo habitual, señala la maestra, es que “el director del coro elige a los mejores, los que no tienen dificultad para entonar, que tienen linda voz, y yo digo con qué derecho en una escuela; si estás en un conservatorio, un coro profesional, es otra cosa, pero en la escuela no tenés derecho a seleccionar a los mejores: todos se merecen el mismo trato, las mismas materias. Entonces, la pregunta que surge es ‘¿si vienen todos cómo hago?, ¿qué hago con el chico que desafina?’. Yo desarrollé, durante muchos años de investigación, estrategias para ayudar a los chicos que tienen problemas para entonar, cómo superarlo y sí entonar”.

Hecho comprobado

Destaca que “lo tengo demostrado, con películas, y muestro grados enteros, donde hay varones y niñas, no se pregunta si quieren o no quieren, si les gusta cantar o no: todo el grado canta, y todos finalmente afinan. Cuando digo finalmente es un año de trabajo, no un mes, pero tampoco dos, tres años: en un año todos afinan y pueden hacerlo, lo he demostrado”.

En este sentido, destaca Eva Lautersztein: “Está comprado, desde el punto de vista del cerebro, que así como cada uno de nosotros nació para hablar y para caminar, también nacimos para bailar y para cantar. Solamente necesitamos que alguien nos dirija. Y como mucha gente dice ‘vos cállate, que desafinás’, entonces nos desalientan y ya creemos en eso, y no es verdad: todos podemos”.

El método, dice, siempre funciona, sin importar la edad, “pero cuanto más joven mejor, como aprender un idioma: un chico en dos años sabe chino o portugués o francés, en cambio nosotros, con la edad, si queremos aprender, dos años no nos alcanza. Cuanto mayor, más dificultad”. Y enfatiza la misión de la pedagogía: “Todo chico sirve para algo, y hay que encontrar en cada uno dónde están sus partes fuertes y desarrollarlas”.