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Profesor de la UV Agustín Squella recibe reconocimiento en la Universidad de Chile

20 Noviembre 2009

Premios Nacionales y profesores titulares tuvieron en común la necesidad de dar un nuevo impulso al mejoramiento de la equidad social.

El Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2009, Agustín Squella, fue reconocido por la Universidad de Chile con la Medalla Rectoral, en el marco de la celebración del 167º aniversario de la Casa de Bello, evento realizado en el Salón de Honor de la institución este jueves 19 de noviembre.

Squella afirmó en la Universidad de Chile sentirse sorprendido con la distinción. El académico de la Escuela de Derecho de la UV afirmó que la Universidad de Chile “tuvo un peso importante, quizá insustituible en la vida académica y profesional que hemos podido llevar a cabo, porque si la universidad imprime carácter, la Universidad de Chile lo hace aún más. Carácter como sello, como una cierta identidad intelectual en la que ocupan un lugar relevante el pluralismo y la tolerancia activa”.

En esa línea, explicó que el pluralismo “constituye un deber, una obligación para los planteles públicos, mientras que para otras universidades es una opción posible”. Y es que ser estatal “es una condición que va mucho mas allá de aspectos jurídicos y patrimoniales, pues alcanza valores”.

“Las Universidades del Estado requieren hoy —por su propia índole, naturaleza y valores— un trato preferente del Estado, reflejo del cuidado especial que el conjunto de la sociedad chilena demanda respecto de lo que son bienes comunes”, advirtió.

Desarrollo equilibrado

Agustín Squella sostuvo que no fueron “razones académicas ni afanes de regionalización lo que llevó al gobierno militar de la época, a pasar de dos a 16 universidades estatales, sino motivos relacionados con una muy mala idea de la seguridad nacional. Ese gobierno tampoco las dotó de los recursos necesarios para emprender con éxito y prontitud el camino de la autonomía. La universidad estaba entonces vigilada, más aún, intervenida, y sus claustros académicos mutilados por la exoneración y el exilio”.

Por eso explicó que avanzar en la consolidación de un sistema de universidades estatales apunta al desarrollo equitativo y armónico de un país que “no puede concentrar sus avances sólo en la capital y en las tres o cuatro de sus ciudades más importantes”.

Ello porque a un país “no le basta con el crecimiento de su economía. Precisa desarrollo, es decir, que el crecimiento se traduzca en reales beneficios para las actuales generaciones”. Y reiteró: “Un país busca un desarrollo humano en el que las personas vean satisfechas no sólo sus necesidades materiales, sino que también sus aspiraciones de participar en la vida cultural”.

Pasión y convicción

“Las universidades del Estado tienen un conjunto de deberes y de compromisos que no pueden asumir ni menos cumplir a cabalidad si no cuentan con esa atención preferente antes mencionada. A eso llamo reciprocidad entre Estado y universidades del Estado”, comentó Squella, al recalcar que “hay que continuar trabajando con pasión y con convicción” en esta relación.

“En nombre de la libertad de enseñanza pueden proliferar las universidades privadas —de hecho eso es lo que ha ocurrido—, siempre que transparenten si tienen o no fines de lucro que aumentan el patrimonio de sus propietarios”.

“Aquí y en todas partes —dijo— existe un sistema de instituciones públicas con uno de instituciones privadas en educación superior. Nada inconveniente hay en ello. Todo lo contrario, pero uno y otro tipo de instituciones no pueden significar lo mismo para el Estado o esperar de éste una similar atención”.

Concluyó manifestando que sin la Universidad de Chile “no sólo el pasado de nuestro país resultaría incomprensible, sino también su presente y desde luego su futuro”.


[C2]Fuente: Dirección de Comunicaciones y RRPP, Universidad de Chile.[/C]