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Fotografías de Armando Mellado Campi se exponen en sala El Farol de la UV

18 Diciembre 2009

La muestra, que consta de 34 fotografías, incluyendo un mural de cinco y medio metros de ancho, se exhibe hasta el 15 de enero.

“Me gustan las fotografías simples”, dice Armando Mellado Campi, quien expone una selección de 34 de sus numerosos trabajos, en la sala El Farol del Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso. Añade: “A mí me gusta lo simple. Lo que más me interesa es llegar a las personas humildes, no a los críticos. Quiero motivar a la gente común y corriente, a ésa que nunca ha tomado una foto y decirle: ¡puede tomarla! Por eso, uno tiene que buscar cosas simples y lograr que le gusten a la gente”.

La muestra, titulada “Fotografías de Armando Mellado Campi”, fue inaugurada este miércoles y se mantendrá en exhibición hasta el viernes 15 de enero. Puede ser visitada por el público de lunes a viernes, de 11 a 19 horas, con entrada liberada.

Armando Mellado Campi es fotógrafo autodidacta. Cuenta que nunca tuvo una cámara nueva: “Todas eran de segunda mano, y las ampliadoras las hice yo mismo”. Como fotógrafo de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, trabajó que ejerció por más de veinte años, tuvo la oportunidad de viajar por todo el país, lo que le permitió acumular un enorme archivo fotográfico.

Fueron sus cuatro hijos quienes insistieron para que Mellado montara una exposición. Ellos escogieron las imágenes, quedándose con una parte representativa del Chile de los ’70, fotografías en blanco y negro en formato mediano y grande. “Es admirable —dice su hija María Paz— ver en miles de negativos, contactos, pruebas y ampliaciones la dedicación y goce profundo por la fotografía, sin apegos, ni vanidad o pretensiones, con la humildad que caracteriza a Armando Mellado. Su pasión por la fotografía se refleja en todo. Algunas imágenes gozan de rigurosidad extrema con un encuadre perfecto en paisajes desbordantes, y otras, de la espontaneidad del momento fugaz que toma especial relevancia en manos de personajes cotidianos”.

Añade: “Me consta que si no hubiese sido por nuestra insistencia en mostrar su obra, él jamás lo hubiese hecho. En lo personal y representando el sentir de toda nuestra familia, realizar esta exposición se ha transformado —de alguna manera— en un deber. Ya que no es sólo brindarle la posibilidad a nuestro padre de llegar a la gente con la que más se ha identificado: el humilde, el pobre, el hombre común que vive en cada lugar, sino que es, por sobre todo, la oportunidad de otorgarle un espacio de visibilidad a los mismos que en muchas ocasiones él inmortalizó con su lente. Desde aquí la importancia para él de exponer en esta sala, pues Valparaíso no sólo se ha convertido en una fuente de inspiración constante en su obra —en la exposición hay alrededor de siete obras que tienen lugar en esta ciudad—, sino que se transforma en la imagen viva de nuestra idiosincrasia que, paulatinamente, está siendo capaz de albergar y de darles un lugar a las múltiples expresiones”.