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“O enfrentamos estos temas, o en una próxima emergencia vamos a salir una vez más reprobados”

29 Marzo 2010

Así se expresó en la UV el doctor Alberto Maturana, ex director de la Onemi, refiriéndose a cómo reaccionó el país al terremoto del 27 de febrero.

Para el doctor Alberto Maturana, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, ex director de la Oficina Nacional de Emergencia, Onemi, es indispensable que en el país se reflexione sobre lo que hay que hacer para enfrentar de forma exitosa una situación de emergencia, en lugar de esconder debajo de la alfombra los problemas mientras se aplican soluciones de parche. “Creo —afirmó— que aquí lo que cabe, ya superados los primeros minutos del conflicto, del pánico, del caos, es una reflexión de fondo, porque o enfrentamos esos temas, o preparémonos para una próxima emergencia en donde vamos a salir una vez más reprobados”.

El académico estuvo este lunes en la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, para dar la clase “Gestión de la emergencia” a estudiantes de quinto año de la carrera. Antes de su exposición, conversó con la prensa sobre su visión respecto de lo que pasó en el país tras el terremoto y tsunami del 27 de febrero.

“Ustedes —dijo— me deben haber escuchado más de una opinión, bastante confrontacional, que emergió a lo mejor muy impulsivamente en el momento en que vimos que los dispositivos de alarma que se trabajaron durante tantos años para la alerta pronta, temprana y eficaz, no fueron usados inteligentemente. Ahora bien, ya superado el momento del pánico inicial, a más de un mes de este terremoto tan destructivo, yo creo que lo que la sociedad requiere es un momento ya de reflexión; mi opinión ahora está más bien enfocada hacia qué debe hacer una sociedad para que esto no se repita y cuáles son los temas de fondo que no debemos esconder debajo de la alfombra una vez más”.

Establecer prioridades

Por ello, añadió, “no soy yo de las personas que piensen que el problema se resuelve descabezando a la Onemi o descabezando al Shoa; muy por el contrario, creo que aquí nos tenemos que preguntar como sociedad si los temas coyunturales, si la prioridad que le tenemos que dar a temas tan importantes que tienen que ver con la seguridad de las personas, con la protección de sus bienes y de su medio ambiente, están adecuadamente tratados y van a tener alguna prioridad en el manejo de esta emergencia. Porque me temo —y esto es una reflexión que me ha acompañado durante muchos años de mi vida, la cual he dedicado justamente al tema de la gestión integral del riesgo, del manejo de crisis y de la gestión eficaz de emergencias y desastres— que quizá esto se va a resolver exclusivamente mirando hacia la reconstrucción. Por supuesto, no podría menos que convenir con las autoridades que dicen que la prioridad ahora es la reconstrucción, y si lo admito al mismo tiempo me pregunto cuándo será la prioridad la prevención. ¿Nunca? Porque lo que una sociedad debe preguntarse siempre es si no construimos en normalidad las bases de una sociedad segura, lo más probable es que la próxima emergencia nos pille impreparados, improvisadores, y en la mitad de la noche, del caos y del pánico, no va a funcionar ninguno de nuestros sistemas. Entonces, cuidado: si algo no funcionó, a lo mejor tenemos una culpa colectiva, social, de todos, que no hemos sido capaces de afrontar jamás dándole la prioridad necesaria”.

Falla en las comunicaciones

Respecto de su opinión acerca de la destitución del director del Shoa, Alberto Maturana señaló: “Esta parece ser la receta clásica: algo pasa y alguien paga las culpas. Pero creo que si somos un poco más profundos, y leemos por ejemplo a pensadores como Ulrich Beck, un sociólogo alemán que revolucionó el pensamiento respecto de estos escenarios, veremos que hay determinantes sociales, hay elementos de fondo que la sociedad elude una y mil veces. Si aquí lo que falló no fue el Shoa o la Onemi: aquí falló el sistema nacional de telecomunicaciones de un país que no ha resuelto el tema de cómo telecomunicarse en emergencia. Hay un sustrato social que tenemos que enfrentar con una manera renovada de pensar: si no enfrentamos el tema en su dimensión total, vamos a estar haciendo esto que digo yo, que es meter la mugre debajo de la alfombra hasta el próximo cataclismo”.

Las preguntas ante esta situación, para el doctor Maturana, son numerosas: “por qué no funcionaron las telecomunicaciones, por qué nos quedamos sin energía, por qué las instituciones no tienen los presupuestos necesarios para evolucionar, por qué Chile carece de una red sismológica nacional, por qué carecemos de tantas cosas siendo el país más sísmico del mundo. Esa interrogante probablemente no tenga respuesta en estos tiempos, ¿saben ustedes por qué?: porque tenemos un gobierno nuevo, que heredó una situación, con un presupuesto ya determinado, y tiene que afrontar este enorme escenario, para lo cual ciertamente la prioridad, una vez más, va a ser ir a parchar. ¡Parchar! Porque si vamos a reconstruir pueblos y ciudades enteras, diría yo que a lo mejor es la oportunidad para hacerlo mejor. Pero vamos a colocar mediaguas, vamos a inventar campamentos nuevos, vamos a tratar de defendernos frente a las inclemencias próximas del invierno”.

Hay dos elementos fundamentales que, de acuerdo al doctor Maturana, debe resolver la sociedad, invirtiendo en prevención: “Uno, perfeccionar nuestro mercado seguro, que se ha demostrado bastante incipiente e inmaduro para responder frente a la demanda de tanta gente que perdió lo indispensable, lo básico. Segundo, frente a una emergencia de esta naturaleza, hay países que lo han enfrentado emitiendo bonos catastróficos, catbones: a intereses razonables e interesantes, los inversionistas de todo el mundo correrían a comprarlos y podríamos financiar, a largo plazo, no una reconstrucción, sino una reingeniería de un país que no le ha dado importancia a la gestión del riesgo, que no le ha dado importancia a resolver los temas de fondo, que no le ha otorgado ninguna prioridad a esta temática, y que hoy día va a reinventar la rueda parchando lo destruido y además lamentando las pérdidas de vidas humanas, de su patrimonio cultural e histórico irrecuperable”.

Otro elemento que Alberto Maturana considera necesario es que se tome en cuenta el aporte de los académicos: “Es por eso que he venido para acá, aceptando la invitación de la Universidad de Valparaíso, un centro de excelencia, una universidad pública, así como lo hice la semana pasada con la Universidad de Chile: creo que nuestro mundo académico tiene mucho que aportar en esta materia, nuestros grupos de investigación, nuestros sismólogos, nuestros científicos en general, tienen mucho que decir sobre cómo debiera ser la sociedad que queremos para vivir en ella”.

Más allá de la reconstrucción

“Aquí hay un reto —finalizó el doctor Alberto Maturana—, y es intensificar nuestra preocupación por seguir enseñando lo que hay que hacer en caso de emergencia a nivel básico, medio y superior, que haya cátedras preocupadas de esto. Yo estoy trabajando en una, en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, y probablemente con la Universidad de Valparaíso vamos a iniciar algunos entendimientos destinados a avanzar en una materia que es primera prioridad, por lo menos en mi corazón, pero cuando reviso la agenda pública y veo que no está en parte alguna, me pregunto qué tipo de sociedad es esta: no necesariamente en la que yo quiero vivir, y si hiciéramos una encuesta ciudadana probablemente la gente diría, todavía muy sintonizada con esta desgracia colectiva, que habría que darle una oportunidad a la prevención, a la preparación, al adiestramiento temprano, a la revisión de los dispositivos de nuestros servicios en línea básicos y vitales, como son la energía, las comunicaciones y el transporte, que además hoy día están en manos privadas. Resulta que lo público se encuentra con la obligación de resolver el tema, y casi todos los medios y las líneas vitales están en manos privadas. Entonces, ¿a quién se demandan las soluciones?, y soluciones que sean socialmente éticas, no comercialmente convenientes. La reflexión tiene que ir un poco más allá de la reconstrucción”.