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Enorme pesar en la UV por deceso de profesor José Jara García

29 Septiembre 2017

Sus funerales serán este domingo 1 de octubre, a las 10:00 horas, en el Crematorio del Cementerio General de Santiago.

Gran conmoción y dolor ha causado en la comunidad de la Universidad de Valparaíso el fallecimiento del destacado académico del Instituto de Filosofía doctor José Osvaldo Jara García, “Pepe” Jara, como lo llamaban sus numerosos amigos. Los funerales del profesor Jara se llevarán a efecto este domingo 1 de octubre, a las 10:00 horas, en el Crematorio del Cementerio General de Santiago. El cortejo saldrá a las 08:30 horas desde su hogar, en donde estará siendo velado hasta las 20:30 horas del sábado 30.

Según lo señalado por la Secretaría Académica de la Facultad de Humanidades, en la que se encontraba activo, haciendo uso de una licencia médica, “Pepe fue el primer jefe elegido de la carrera de Pedagogía en Filosofía de la ex sede Valparaíso de la Universidad de Chile, director de la División Académica de est casa de estudios, coordinador de la carrera de Pedagogía en Filosofía de la Universidad de Valparaíso, representante de los académicos de la Facultad de Humanidades ante el Consejo Académico de esta Universidad, coordinador académico del Departamento de Educación de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales Universidad Central de Venezuela, miembro de la Comisión Curricular de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Comisión Asesora del Departamento de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, miembro de la Comisión de Postgrado del Departamento de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, jefe del Departamento de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, miembro de la Junta Directiva de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, actual director del Centro de Investigación y Desarrollo Perspectivo del Pensar del Instituto de Filosofía de la UV, y representante nacional en la Sociedad Iberoamericana de Filosofía Política y otras entidades internacionales”.

José Jara realizó sus estudios en la carrera de Pedagogía en Filosofía en la Universidad de Chile. Posteriormente, en la University of Texas realizó el Master of Arts, mientras el grado de Doktor der Philosophie lo logró en la Universität-München, de la República Federal de Alemania.

Recuerda también la Facultad de Humanidades que “el profesor Jara fue uno de los artífices de la Reforma Universitaria en la década de los ’70; ha sido autor de una serie de textos de filosofía contemporánea y política; un gran investigador de la filosofía de Friedrich Nietzsche, con reconocimiento nacional e internacional. Es el más destacado investigador que ha tenido la Facultad de Humanidades de esta Universidad y sus proyectos MECE se han visto plasmados no sólo en la investigación intelectual, sino que también en lo material, lo que ha ido en beneficio tanto de los estudiantes como de los funcionarios; con sus proyectos se implementó la biblioteca, se adquirió un sinnúmero de libros para los estudiantes de la carrera de Pedagogía en Filosofía, se implementó la Secretaría de Estudios y otras unidades de esta Facultad”.

Muestras de afecto

Numerosas fueron durante todo el día viernes, cuando se conoció la noticia de su deceso, las palabras de pesar por su partida y de homenaje a su memoria. Querido y admirado por profesores, funcionarios y estudiantes, José Jara deja un legado que se advierte en las expresiones de quienes lo conocieron.

Adolfo Vera, académico del Instituto de Filosofía, exalumno del profesor Jara, señaló: “La única imagen que logro retener ahora, en este caudal de recuerdos huyendo en el torbellino de la pena, es la de su voz grave y su rostro envuelto en el humo de los Gitanes sin filtro que fumaba sin parar, nosotros estudiantes de primer año de filosofía en esta misma Universidad y él un profesor experto en Nietzsche, haciendo que la filosofía de ese extraño pensador alemán cuyo apellido yo tenía que escribir una y otra vez para no confundir donde iba la z y donde la s, y que yo había leído en el colegio obligándome (pues se trataba de un destino, no de una decisión) a estudiar filosofía, esa voz llena de humo haciendo que esos pensamientos se transformaran en construcciones maravillosas, llenas de ideas arriesgadas y que invitaban a la existencia peligrosa y fuera de lo común; recuerdo cómo yo salía de sus clases, con ganas de leer y de escribir, y de conversar en todos los bares del mundo con las amigas y los amigos acerca de lo que este profesor nos había enseñado, pues eso que nos había dicho había que vivirlo, había que cantarlo, había que soñarlo, había que —en una palabra— arriesgarlo. Después, con el paso del tiempo, el profesor sería un amigo, uno de lo más generosos, alegres, divertidos y fieles que he conocido (sino el que más). Pero desde siempre (y para siempre) un maestro. Nietzsche había enseñado que lo más profundo, en los seres humanos, es la risa; y yo recuerdo ahora también su risa, esa que (como dicen que era la de otro de los autores que nos enseñó, Foucault) estallaba como un poema”.

El decano de la Facultad de Arquitectura, Juan Luis Moraga, expresó que “es una gran tristeza saber que no podremos compartir otra vez con el querido Pepe, gran profesor y persona. Muchos tuvieron la ocasión de recibir sus enseñanzas y aquilatar su gran inteligencia y consistencia en sus temas. Un ejemplo para cualquier profesor universitario. Será verdad, sino eterna, que permanecerá en el recuerdo de nosotros, mientras vivamos”.

Por su parte, la directora del Instituto de Sociología, Sonia Reyes, manifestó que “al igual que muchos académicos y estudiantes de la UV, tuvimos la posibilidad de compartir, en distintas instancias, con el profesor Jara y aprender de él. Nuestra solidaridad con su familia, amigos y colegas de distintas universidades en las cuales también deja su huella”.

Walter Díaz, decano subrogante de la Facultad de Humanidades, escribió: “Formador de muchas generaciones, amigo de sus amigos, maestro de maestros; hoy se ha ido un grande que ha dejado una huella muy difícil de igualar. Sus discípulos, alumnos, amigos, colegas y su familia sabemos la gran pérdida que hemos tenido. Pepe hoy inicia el gran viaje, su presencia ya no nos acompañará pero su legado es imperecedero.

El profesor Pablo Aravena, del Instituto de Historia, afirmó que “se va de nuestro lado no sólo un profesor ejemplar y un amigo, sino también un intelectual de los antiguos, fruto de un país que ya no existe. Porque él nos recordaba a cada conversación ese mundo otro, lo extrañaremos y seguiremos necesitando. Nos quedan sus invaluables escritos y su memoria”.

Lenin Pizarro, académico del Instituto de Filosofía, dijo: “Para quienes tuvimos la suerte de conocer y el privilegio de trabar amistad con José Osvaldo Jara García (QEPD), hoy no es un día cualquiera. Como dijo Pablo Aravena, el Chile que formó a Pepe no es el Chile de hoy. Por cierto, la Universidad que él defendió, la universidad pública (no sólo en la forma sino, más relevante, en el contenido), ciertamente tampoco es la misma. Recuerdo con admiración su defensa de los textos no indexados, frente a funcionarios encargados de fiscalizar que todo lo que uno piensa (y expresa por escrito), debería aumentar los mentados y fetichizados índices. También me reconforta recordar su loable idea de formar escuela, pero en serio promoviendo a quienes se educan en nuestra institución. Por último, me resulta particularmente significativa su generosidad y humildad a toda prueba, sobre todo hoy cuando en la academia parecieran importar más los títulos que el cultivo de la respectiva disciplina: luego de haber comprado una edición de ‘Así habló Zaratustra’, le comenté que Andrés Sánchez Pascual (famoso traductor español de Nietzsche) le agradece a dos personas, siendo una de ellas Pepe Jara. Me dijo con una honestidad abrumadora que en realidad no sabía por qué Sánchez Pascual le agradecía… Así fue Pepe, quien encarnó la ‘vida peligrosa’ y la ‘jovialidad’ nietzscheanas. Se extrañarán sus agudas intervenciones como su grave voz; se echarán de menos sus apasionadas polémicas como su hospitalaria comprensión, que por cierto no sólo se limitaban a la sala de clases, sino que se extendía a bares viñamarinos y porteños como La Flor de Chile y el Victoria. No puedo dejar de mencionar que irónicamente Pepe Jara no pudo terminar su brillante carrera siendo decano de la Facultad de Humanidades, Facultad que en mi humilde opinión se privó a sí misma de ser dirigida por uno de los maestros de filosofía más importantes de los últimos tiempos. Agradezco haber sido su alumno y, posteriormente, colega de Pepe. Le agradezco por último, su infinita bondad y terquedad (hace un par de días, enfermo como estaba, insistía en retomar sus actividades académicas). El poeta chileno Jorge Teillier dijo: ‘Algún día seremos leyenda’. Hace rato que Pepe logró ese estatus”.

Marianela Sepúlveda, secretaria del Secretario de la Facultad de Humanidades, afirmó por su parte: “Es un gran dolor para los funcionarios que lo apoyamos en su última aventura para ser decano. Profesor, maestro, amigo, una gran persona y un excelente jefe, respetuoso y preocupado, todo un caballero de esos que hoy muy pocos quedan”.

Juan Orellana, profesor del Instituto de Sociología, también tuvo palabras de homenaje: “Nos deja su legado de intelectual comprometido con el cultivo del pensamiento filosófico y la búsqueda permanente de una sociedad chilena más humana”.

Sergio Navarro, académico de la Escuela de Cine, se sumó a las condolencias “por la muerte de Pepe, mi maestro de pensar, que me permitió que Nietzsche ya no fuera un pensador abstracto sino el filósofo cercano. Gracias Pepe, te recordaremos por tu inmensa humanidad”.

Cristián Figueroa, director de la Escuela de Teatro, se sumó “con tristeza y profunda admiración a las palabras de condolencias por la partida del profesor Pepe Jara. Es, sin duda, una gran pérdida para la comunidad universitaria y de nuestra ciudad. Su pensamiento crítico, su calidad humana y su voluntad de un país que parece no existir, deben ser perpetuados”.

La Asociación de Funcionarios Académicos de la Universidad de Valparaíso, AFA-UV, manifestó a la comunidad universitaria su pesar “por el fallecimiento de quien, además de ser uno de sus históricos y comprometidos socios, se distinguió tanto por su trayectoria como académico de esta institución de educación superior, como por su valiente y decidida lucha por una universidad libre, democrática y participativa”.

Juan Redmond, académico del Instituto de Filosofía, afirmó que “lo recordaremos como creemos que él hubiera querido: con su infatigable sonrisa y la valentía de los que no se quejan”.

Marcelo Arancibia, a nombre de la Dirección del programa de Magíster en Filosofía del Instituto de Filosofía, dijo: “Hoy es un día muy triste para la Universidad, nos ha dejado uno de los profesores más destacados y queridos de nuestra institución, quien generosamente enseñó en el postgrado desde hace treinta años y hasta hace poco más de un mes. Su legado es invaluable y sus enseñanzas ya rinden fruto en todos aquellos que tuvimos el privilegio de ser alumnos de él en el pre y postgrado”.

Juan Pablo Figueroa, director subrogante del Instituto de Filosofía, señaló: “Fue un hombre sencillo pero cabal, un buen ser humano que celebraba y amaba la vida. Hoy lloramos su muerte. Mañana festejaremos lo que fue su vida.