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“El profesor en este país tiene que recuperar la responsabilidad social”

15 Marzo 2018

Afirma Leopoldo Benavides, nuevo decano de la Facultad de Humanidades UV.

Una serie de tareas y desafíos enfrenta el nuevo decano de la Facultad de Humanidades, Leopoldo Benavides, profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica. Electo por los tres estamentos de la unidad académica, asumió el cargo este mes. Varias son las áreas en que buscará desarrollar a la facultad, pero esencialmente espera recuperar en los estudiantes, la mayoría de los cuales estudia pedagogía, el valor tradicional de la vocación de profesor, que a su vez va más allá del aula: la responsabilidad social.

La Facultad de Humanidades alberga a la fecha cuatro carreras: Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Pedagogía en Filosofía, Sociología y Pedagogía en Música. Esta semana recibió a sus nuevos estudiantes, los que fueron saludados por el decano Benavides y luego recibidos por sus directores de carrera.

Los problemas

Para Leopoldo Benavides el primer problema que enfrenta como decano es la imagen de la facultad: “Tenemos un problema de imagen que es falso, que no corresponde a lo que la facultad es. Tenemos la tarea de mejorar esta imagen distorsionada que proviene fundamentalmente de la gestión, por cuanto en términos académicos esta facultad tiene mucho desarrollo, tiene profesores de muy buen nivel, se están haciendo investigaciones, publicaciones”.

Hay otra situación, afirma el decano, que afectará a la Facultad de Humanidades en el corto plazo: “El Instituto de Sociología se va a la Facultad de Ciencias Sociales, lo que nos deja disminuidos, ya que es una importante cantidad de alumnos. A cambio de eso está la creación del Instituto de Educación, que es una tarea que es importante sacar adelante en términos de la aprobación burocrática administrativa, que está en un nivel ya relativamente final. Esperamos que junto con la Facultad de Ciencias Sociales aparezca el Instituto de Educación, que vendría a fortalecer la facultad, aunque en términos de recursos no significa nada”.

“Debemos desarrollar un plan de creación de nuevas pedagogías desde el área de las humanidades. Porque se van a crear pedagogías en la Universidad, pero siempre en el área de las ciencias, y acá creemos que es factible por ejemplo en Lenguaje, quizá en idiomas. Por lo menos, tener una pedagogía más para el próximo año. Porque desgraciadamente el modelo de universidad hoy día es casi de autofinanciamiento, y se financia con los alumnos de pregrado”, agrega.

Otras metas

Indica Leopoldo Benavides que “luego de echar a andar el Instituto de Educación, la idea es que la Universidad pueda empezar a opinar de un tema tan complejo y tan grave en este país como es precisamente la educación. Chile tiene un déficit en educación impresionante. Yo calculo, y lo conversamos con los colegas acá, que cada año los alumnos vienen con un déficit mayor; o sea, el deterioro es muy rápido. Los alumnos no saben leer, no comprenden lo que leen, tienen dificultades de redacción. Y ahí hay un tema de pérdida de estudiantes que tenemos que solucionar”.

Otro objetivo, agrega, es mejorar la investigación, “que la gente postule más a proyectos, a Fondecyt, a Fondart. Se ha ido haciendo bastante, pero hay que aumentarlo”.

Asimismo, añade el decano, “creo que hay que crear un Instituto de Música, hay que darle autonomía a Música. No tiene nada que ver con Filosofía, y estar adscrito a ese Instituto de alguna manera creo que le impide un desarrollo. Deben tener autonomía para desarrollarse, para generar su producción artística, su creación, su docencia”.

En cuanto a la paridad, un tema que el decano aludió con motivo de la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer, señala: “Yo no conozco la realidad de las otras facultades o institutos, y no creo que sea tan distinta, pero nosotros tenemos una situación. En Filosofía no hay ninguna académica, ninguna. ¿Cómo no va a haber? Eso se replica también en otras instancias, por ejemplo a nivel de auxiliares, que tampoco es justo. No puede haber una disciplina en que haya más hombres aptos y mujeres menos aptas, no puede ser, eso no puede ser. Y en Humanidades la mayoría de los estudiantes son mujeres, ¿cómo alguna de ellas no va a llegar a ser académica nuestra?”.

Una herramienta

Consultado sobre qué mensaje tiene para los alumnos que entran este año a las carreras de la Facultad, Benavides afirma: “Como son la mayor parte de pedagogía, mi insistencia está en las dificultades, en el deterioro que hay en la educación —ellos vienen de ahí— y en cómo ellos pueden ser una herramienta para mejorar esto. Nosotros asumimos que esta universidad formaba muy buenos profesores en la disciplina y débiles en la pedagogía. Estos últimos años eso ha ido mejorando, pero ahí hay mucho camino que recorrer, hay que mejorar la calidad pedagógica de nuestros estudiantes”.

A juicio del académico, “el profesor en este país tiene que recuperar lo que fue antes la responsabilidad social del profesor. El profesor no sólo enseñaba: formaba un pensamiento crítico, tenía una opinión de lo que ocurría en este país, iba más allá de ser un profesor de pasar materia, era, entre comillas, ‘un agitador social’, y eso se perdió. Se perdió con la dictadura. Ha habido insistencia mucho en las técnicas de educación, pero no en el compromiso que el profesor debe tener con la sociedad. Además el estatus del profesor está disminuido sensiblemente; el prestigio que tenían antes hoy día no existe, es considerado casi un funcionario de los estudiantes y de los padres”.

Destacando que los alumnos de la Facultad de Humanidades presentan una fuerte vocación pedagógica, Leopoldo Benavides subraya que “el grueso de nuestros estudiantes dice ‘vamos a ser profesores y queremos ser buenos profesores’, y están comprometidos. La idea es enseñar a los estudiantes que no es solamente formar un profesional que va a ir a trabajar. Y que hay otras posibilidades, que el modelo neoliberal no es el único. El problema es que no hemos tenido la capacidad de decir cuáles son esas otras posibilidades, pero las hay. Y esa es función de los profesores. Desgraciadamente hoy día está instalada esta insistencia en que lo que estamos formando es gente para el mercado”.

Esta prioridad del mercado y el modelo neoliberal tiene una causa clara para el decano: “Creo que el mayor éxito de la dictadura es haber cambiado la cabeza de la gente. La hizo egoísta, competitiva, individualista; se perdió esa sensación de comunidad, de solidaridad. Si logramos cambiar un poco eso en nuestros estudiantes, sería un éxito. Yo veo que nuestros estudiantes sienten la vocación de enseñar y eso es bueno. Y es raro. Porque es una profesión mal pagada, de poco prestigio y de mucho trabajo. Hoy día -con toda esta cosa técnica a que los obligan, de planificar clase a clase, semana a semana, mes a mes, de que entregar informes técnicos que los sacan de su función de aula, trabajar fines de semana- es muy sacrificada la profesión de profesor, entonces que tengan vocación es un mérito”.