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Autora del libro “Labores propias de su sexo” participó en conversatorio en la UV

18 Octubre 2018

Historiadora feminista Elizabeth Hutchinson estudió la situación de las trabajadoras chilenas entre 1900 y 1930.

En un conversatorio con estudiantes de pre y postgrado y académicos participó en la Facultad de Humanidades la investigadora estadounidense Elizabeth Hutchinson, PhD en Historia por la Universidad de California, autora del libro “Labores propias de su sexo. Género, políticas y trabajo en Chile urbano, 1900-1930” (LOM, 2014).

En su libro, Elizabeth Hutchinson, según presenta LOM, “expone y explica el surgimiento y la importancia del activismo feminista de las mujeres trabajadoras en las primeras décadas del siglo pasado en Chile. Da cuenta del auge y la caída de las sociedades de mujeres trabajadoras, el tratamiento de las mujeres obreras y su sexualidad, las respuestas de la elite hacia las asalariadas y el activismo político de las mismas”.

Consultada sobre el concepto “labores propias de su sexo”, explica: “Esa frase la saqué de la misma investigación, porque fue siempre una frase repetida, desde el archivo y la fuente estatal hasta periódicos obreros. O sea, aparecía siempre al hablar directamente de lo que debía o no debía hacer la mujer en el mercado del trabajo —y estoy hablando de las primeras décadas del siglo pasado—, entonces lo saqué de ahí para sugerir a los lectores que hubo un debate y que hubo cambios en ese entonces acerca de lo que se definía, lo que tenía normas, como labores propias del sexo femenino”.

¿Existen aún esas “labores propias”? Afirma Elizabeth Hutchinson: “Claro, y creo que sucede a pesar de que la meta de muchas organizaciones laborales de mujeres fuese crear o presionar para que hubiera leyes sociales que las protegieran. Las mismas leyes entonces —y hasta muy recientemente— siguen a la vez protegiéndola y definiéndola como un tipo especial de trabajador. Y funciona de otra forma: con el enfoque en el trabajo industrial, yo estuve viendo los debates acerca de cómo participaron las mujeres en trabajos netamente masculinos, cómo los hicieron femeninos y por qué; ahora, si uno ve una labor que se considera netamente femenina, por definición, como es el servicio doméstico, está al revés: estas labores no permitían mayor protección sino hasta muy recientemente, con la Convención 189 de la Organización Internacional del Trabajo”.

Prosigue señalando que “mi acercamiento fue primero para visibilizar la participación laboral de estas mujeres, lo que significaba su participación en distintos medios sociales, desde el Estado hasta el movimiento laboral, y después medí desde aproximadamente 1900 hasta 1930, cómo iban cambiando las normas y qué participación hubo de ciertas mujeres que vocalizaron, que participaron de forma visible en el archivo por lo menos, como para definir los cambios que desde su punto de vista fueron necesarios. Y entre ellas también hubo debates, no fue fácil. Pero siguen estando esas ‘labores propias’, y aunque ha habido cambios en la ley, las prácticas y las expectativas de la gente no cambian, no hay un switch”.

Enfatiza Elizabeth Hutchinson que “estas tendencias, estas coyunturas históricas no son únicas obviamente en Chile; o sea, hay todo un mundo de este tipo de cambios, que se interrelacionan, que existen también en Estados Unidos; que van y vienen, no van en una sola dirección”.

Consultada respecto de si su trabajo de investigación le permite pensar si esta situación se solucionará con el tiempo, que algunas vez llegue a haber sólo “trabajadores”, sin género, señala: “No sé si la meta debiera ser que sean todos igualitos, porque las identidades, las capacidades, las necesidades de distintos grupos de nuestra sociedad siempre van a ser distintas. Creo que en la medida de lo posible hay que presionar para que haya espacio y lugar donde la gente tome voz y pueda exigir lo que necesita para tener trabajos y vidas dignas y humanas. Y creo que desde un punto de vista de género, de etnia, de sexualidad, de familia, siempre vamos a ser distintos, pero cuando uno habla de derechos está hablando de la posibilidad de que cada uno tenga lo que es necesario para una vida digna. Yo como historiadora no tengo pronósticos para el futuro, no es mi disciplina, solamente la misma esperanza de muchas y muchos”.