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Sobre didáctica del patrimonio de los DD.HH. expondrá en España alumna del Magíster en Historia UV

23 Octubre 2018

Carolina Maturana es titulada de la UV y actualmente es profesora del Propedéutico.

“Nadie está obligado a heredar. Entonces, hay que apuntar a la significación de esos dispositivos de memoria que están presentes en la ciudad, porque finalmente también son la memoria de alguien. No podemos obligar, por ejemplo, al chico de los cerros a que valore un pasado que no le es propio. En ese marco, la postura metodológica desde la que yo trabajo está pensada en desarrollar habilidades propias de las ciencias sociales que permitan a ese chico apropiarse de esos espacios, de esos dispositivos, y que en el fondo les encuentre un sentido”.

Así se expresa Carolina Maturana, profesora y licenciada en Historia y Ciencias Sociales, titulada en la Universidad de Valparaíso, actual estudiante de Magíster en Historia también en la UV. Su ponencia “Hacia una didáctica del patrimonio de los Derechos Humanos. Aproximación metodológica de enseñanza y aprendizaje del pasado reciente en el contexto curricular chileno” fue seleccionada para el IV Congreso Internacional de Educación Patrimonial “Comunidades transnacionales en el año europeo del patrimonio”, que se desarrollará en noviembre próximo en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, España.

Carolina Maturana aprovechará el viaje a España para cumplir dos estancias académicas, una en la Universidad de Sevilla, en el marco del Máster Universitario en Profesorado en Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas, y la otra en la Universidad de Huelva, como parte del Máster en Patrimonio Histórico y Cultural de esa institución.

Los temas lo encuentran a uno

Profesora en el Propedéutico de la UV, en el módulo de Gestión Sociocultural, y profesora en el colegio Winterhill de Viña del Mar, Carolina Maturana ha estado interesada en el tema patrimonial desde hace años: “A veces los temas uno los encuentra y otras veces los temas lo encuentran a uno. Creo que en mi caso ha sido así, y evidentemente uno se plantea no solamente qué enseñar, sino para qué enseñar. Yo tengo un trayecto en torno al campo de la didáctica del patrimonio cultural que vengo trabajando desde el pregrado. De hecho, nos ganamos un Fondart en esa línea, ‘Etnógrafos escolares, descubriendo el patrimonio de Valparaíso’, y luego de eso mi tesis fue sobre el tema; he tenido posibilidad de trabajar en algunos municipios y he estado siempre vinculada con el tema del patrimonio local, la historia. Ha sido un campo muy fructífero”.

Es un área no muy investigada, indica, destacando que “hay una distancia entre lo que es educación patrimonial y didáctica del patrimonio, entendiendo que la primera línea es más bien tradicional, una especie de alfabetización patrimonial. Eso está muy presente en Valparaíso aún: como el deber ser en el patrimonio, el deber cuidar, el deber valorar, pero no hay un acercamiento estratégico, a pensar desde los procesos cognitivos o procedimentales que requiere esa valoración”.

Por ello, añade, hay que educar para dar sentido al patrimonio que hemos heredado, para hacerlo propio. Y en el caso del patrimonio de los Derechos Humanos, afirma Carolina Maturana, “solemos destacar espacios que sufrieron violencia, pero nos olvidamos de la otra parte: que hubo acciones de defensa desde la ciudadanía. Es una experiencia totalmente distinta a la europea. Nosotros en Valparaíso ya tenemos un sitio reconocido como sitio de memoria, que es el cuartel Silva Palma, que requiere otro tipo de procedimiento, porque no es igual que la valoración, por ejemplo, del Palacio Rioja. Eso se vincula con, primero, pensar los Derechos Humanos desde algunas concepciones jurídicas, pero no se puede agotar solamente ahí: tiene que estar también la visión de empatizar y de hacer un compromiso como generaciones nuevas en torno a la defensa de esos espacios que están reconocidos”.

El currículum escolar

Estos temas no están formalmente incorporados en el currículum escolar. “Creo que la formación ciudadana hoy día, por ejemplo, es un tema que está instalado en la agenda pública, pero hay una dificultad que tiene que ver con la formación inicial docente y muchas veces también con la cultura escolar: son temas controversiales, que de pronto se evita abordar. Y en ese marco, primero, los Derechos Humanos no son controversiales, no son ni de izquierda ni de derecha, tenemos que asumirlo desde ahí; y en ese sentido, el trabajo estratégico, metodológico desde el patrimonio, permite no solamente fichar un lugar que tuvo ciertas características, que ocupó ciertos significados en el espacio temporal del pasado reciente, de la dictadura cívico militar, sino que también permite pensar que hay un discurso político vinculado a ese patrimonio”, dice Carolina Maturana.

Añade: “La mirada, la constitución del espacio va permitiendo que la ciudadanía vaya reafirmando ciertas nociones o ciertos modelos políticos, y ese caso creo que el patrimonio permite integrar la mirada arquitectónica, la mirada sociológica, la mirada estética de un lugar. Entonces, viene la pregunta sobre desde qué perspectiva estamos dispuestos a heredar, y desde cuánto tengo que hacer yo para mantenerlo”. Esto porque el patrimonio no es algo que no se pueda tocar o que sólo hay que mantener tal como fue, “sino qué sentido tiene en el futuro. Porque claramente, y quizá es parte de la línea de educación patrimonial más tradicional, no está pensado el patrimonio en el futuro: los chicos lo reciben, pero también van a ser portadores de una experiencia que tienen que heredar en algún momento, y eso es una responsabilidad. Por eso es que el patrimonio está siempre cruzado por la formación ciudadana, en el ámbito que sea: patrimonio arqueológico, indígena, cultural, arquitectónico, siempre va a estar vinculado con una expectativa de futuro. Si el chico no se asocia, no le podemos pedir que luego él transmita, ¿qué va a transmitir?”.

Estas ideas son las que expone en su investigación. Explica: “Hago una revisión de las políticas de memoria que se manifiestan en el currículum escolar, y voy viendo qué cosas podrían permitir contextualizar el currículum. Porque hay otra deuda, que hoy día está más presente: hay un centralismo que hace que el chico piense que la dictadura cívico militar sólo se manifiesta en Santiago, no sabe cómo fue la experiencia de Valparaíso. Esa apropiación desde lo local pasa porque el profesor o la profesora asuman el currículum como un documento interpretable, por lo tanto es posible de hacer. Y el patrimonio es la bisagra entre aquello que es conceptual pero que es posible de ver, de experimentar. El patrimonio es algo que debe ser descubierto, y el profesor debe generar estrategias para que lo evidente tenga otra sensación”.

Finalmente, señala Carolina Maturana, estudiar el patrimonio es interdisciplinario: “Una de las posibilidades metodológicas del patrimonio es integrar distintas disciplinas, no es solamente la mirada conservacionista, sino una más bien crítica, de apropiación, y en ese marco podría haber muchos estudios historiográficos en torno a nuestro pasado reciente, pero el currículum y otras instancias han limitado la entrada de esas interpretaciones al aula. Entonces, hoy día quizás cuando el profesor se posiciona dentro del patrimonio de los Derechos Humanos y requiere dar un marco historiográfico tiene la posibilidad y la posibilidad de esa historiografía de llegar a la escuela, porque qué sentido tiene solamente escribir historia para las revistas o para un libro: una de las funciones principales de la historia es la enseñanza, si no se transmite no tiene sentido. Y ahí hay un desafío para la historiografía”.