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Programa para promover la actividad física en la jornada laboral anunció a sus ganadoras

02 Enero 2019

Viviana Navia, Angela Astorga y Lissete Muñoz fueron las mejores en iniciativa implementada por la Escuela de Kinesiología.

Viviana Navia, secretaria de la Escuela de Medicina; Angela Astorga, docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, y Lissete Muñoz, secretaria de la Escuela de Tecnología Médica, obtuvieron el primero, segundo y tercer lugar -respectivamente- en el programa institucional destinado a promover los beneficios de la actividad física regular y los hábitos de vida saludable entre los funcionarios académicos y administrativos adscritos a las diferentes unidades que integran la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.

La iniciativa fue diseñada e implementada por especialistas de la Escuela de Kinesiología con el objetivo de contribuir a generar espacios colectivos de bienestar en el trabajo, incrementar la sensación de felicidad, reducir los niveles de sobrepeso y motivar a quienes decidieron participar en ella a mantener una rutina diaria de ejercicios y una alimentación sana.

El programa fue diseñado y aplicado entre el 16 de agosto y el 16 de noviembre pasados por un equipo conformado por las kinesiólogas Cynthia Castro y Pía Vallejos, la nutricionista Valerie Labbé y un grupo de estudiantes de tercer y cuarto año de esa escuela, quienes evaluaron, asesoraron y supervisaron en forma periódica a todos los funcionarios que se inscribieron en esta actividad.

“Los niveles de sedentarismo y obesidad en nuestro país son altísimos, y esa realidad también se constata en nuestra comunidad universitaria. Por eso, y conscientes de que una entidad dedicada a la salud debe preocuparse especialmente de estos temas, con el respaldo del decanato de la Facultad de Medicina y el patrocinio del Servicio de Bienestar UV, decidimos impulsar una acción concreta para corregir esta situación a nivel interno durante nuestra jornada laboral, tiempo en el que muchos de nosotros permanecemos sentados o realizamos acciones físicas acotadas”, explicó el director de la Escuela de Kinesiología, Andrés Orellana.

Impacto

La propuesta consideró la realización de ejercicios localizados, actividad física controlada y cambios en la dieta habitual.

Se inició con una evaluación antropométrica simple (medición de peso, talla e índice de masa corporal). Luego contempló el envío al correo electrónico personal de los participantes de información útil y videos tutoriales para la realización de ejercicios y la entrega de consejos sobre alimentación saludable.

“En total se inscribieron treinta personas, de las cuales doce terminaron el programa en forma satisfactoria, al cabo de los tres meses establecidos. Cumplido ese plazo, quienes presentaron la mejor evolución física fueron Viviana Navia, secretaria de la Escuela de Medicina; Angela Astorga, docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura, y Lissete Muñoz, secretaria de la Escuela de Tecnología Médica, quienes se mostraron complacidas con su evolución. En efecto, en la primera evaluación cada una de ellas evidenció una edad metabólica que fluctuó entre los 87 y 90 años, la que más que duplicaba su edad biológica. Al término del programa, en el caso de quien logró el primer lugar la edad metabólica se redujo de 90 a 64 años, y sus niveles de glicemia, colesterol y otros mostraron una muy positiva evolución”, afirmó la profesora Cynthia Castro.

Las vencedoras

Tras conocer los resultados, las vencedoras se mostraron complacidas. Viviana Navia afirmó sentirse feliz y motivada, sobre todo después de que el Servicio de Bienestar de la UV le entregó un premio especial por obtener los mejores resultados en el programa: una sesión en el Spa Acqua Radisson de Concón.

La segunda y tercera finalista también se hicieron merecedoras de premios. “En mi caso lo que más me costó fue tomar agua de forma constante y regular, y luego medirme con los dulces y con el ejercicio. Por suerte, mis estudiantes -a quienes les conté que estaba inscrita en el programa- me ayudaron. Incluso en las clases me recordaban: ‘Profe, muévase un ratito’”, confesó Angela Astorga.

Por su parte Lissete Muñoz destacó lo positivo de este tipo de acciones. “Cambiar las propias rutinas y dedicarle más tiempo al ejercicio es lo más complicado en un comienzo, como preferir las escaleras y no el ascensor, pero luego una se va acostumbrando y al final se siente la necesidad de seguir con los cambios”, dijo.

Debido al éxito de este programa piloto, la Escuela repetirá la experiencia a comienzos del segundo semestre de 2019, con miras a transformarlo en permanente.