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Director de Instituto de Historia inauguró ciclo de lecturas y debates “Marx en el siglo 21”

29 Abril 2019

Pablo Aravena se refirió a la importancia de revisar a Marx con visión de actualidad.

Con la conferencia “El proceso de acumulación originaria y la crítica historicista”, que dictó el doctor Pablo Aravena, director del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la UV, fue inaugurado el Ciclo de Lecturas y Debates “Marx en el siglo 21”, organizado por el mismo Instituto, junto al Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano (Cepib) y el Instituto de Ciencias y Humanidades Alberto Neumann.

El ciclo considera una clase mensual, con entrada liberada y abierta a todo público, siempre en el auditorio de la Facultad de Humanidades y Educación (Serrano 546, Valparaíso). Según explica Aravena, “se van a ir tocando distintos aspectos de la obra de Marx, siempre con el componente de la actualidad, en una instancia en que la Universidad trata de hacer menos monolítico su discurso”.

Respecto de la necesidad de revisar a Marx en el siglo 21, señala Pablo Aravena: “Hay una serie de observaciones que hizo Marx en el siglo 19 que al parecer, en tanto determinantes estructurales, se han cumplido. En qué sentido más amplio: en que el capitalismo sigue definiéndose por la misma lógica que él definió, que era concentración y acumulación de riqueza, y como condición necesaria de ese proceso, la producción de niveles cada vez más crecientes de desigualdad. Lo que ha cambiado son las formas específicas en que se logran esos dos objetivos: por así decirlo, se han ‘perfeccionado’, se han hecho más eficientes, se han hecho más sutiles también”.

En ese sentido, prosigue el académico, esas formas “también han hecho que se tengan que repensar las posibilidades de emancipación de ese tipo de circunstancias. La dificultad que existe para generar un tipo de pensamiento como ese es lo que en gran medida tiene paralizado a lo que conocíamos como la izquierda. Hay una debacle que es política, que tiene ver con la historia del siglo 20, pero hay otra que es una suerte como de parálisis intelectual; por ejemplo, Enzo Traverso, un intelectual de izquierda, ha hablado de una melancolía de izquierda… Es como que a la izquierda este último tiempo no le ha quedado más que redundar en un giro nostálgico o un giro pasatista, en el que ha reafirmado su ser de izquierda en un gesto identitario, por así decirlo, del pasado, desde la memoria, pero hay un déficit de pensamiento en términos de ver si se puede pensar de alguna manera el futuro”.

Este fenómeno tiene que ver, añade Aravena, “con esta suerte de dificultad extrema, tremenda, de pensar fenómenos que son tan difíciles de pensar porque son inéditos. Ese es el tema: cómo generar formas de pensamiento para aquello que solamente podemos intuir que es inédito”.

Respecto de si esta situación explica el avance de las derechas en América y Europa, dice Pablo Aravena: “Esta es la manera en yo lo leo: ese avance de la derecha —de qué hablamos: el Brexit, el avance de los republicanos en Estados Unidos en la versión Trump, Macri, Bolsonaro, ese giro a la derecha— se identifica no con el componente liberal capitalista de las derechas de poco tiempo atrás, sino que son más bien ligadas a lo que uno podría identificar como fascismo”.

Ahora, “ese componente fascista de estas actuales derechas tiene que ver con elementos críticos al desarrollo actual del capitalismo. Crítico no en el sentido de la palabra que uno quisiera, pero sí crítico en la medida en que los hombres y mujeres corrientes lo perciben. Es decir, ¿con qué mensaje gana Trump finalmente las elecciones?: con que va a proteger la industria, porque la producción industrial se está fugando a Oriente, y con que va a proteger el trabajo de los ciudadanos estadounidenses construyendo un muro. Esos son los efectos del capitalismo en su fase más actual. A eso es lo que se llama globalización en su versión más extrema. Bueno, es contra eso que esos discursos de derecha con este componente fascista reaccionan, y el asunto es que la izquierda no ha sabido generar nada parecido”.

A lo que se suma, finaliza, “que lo que habíamos conocido como izquierda se derechizó, se liberalizó, y ha sido justamente la mano con que se han sacado las castañas en el capitalismo este último tiempo. Las socialdemocracias, o las centroizquierdas en general, que han sido fundamentalmente modernizadoras en su versión neoliberal, han sido el instrumento, finalmente, del capitalismo”.