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“Chile ha sido el laboratorio del neoconservadurismo”

07 Diciembre 2017

Lo dice la doctora Juliette Grange, de la Université François Rabelais de Tours, cuyo último libro trata este tema.

“No es la burguesía tradicional; es una nueva feudalidad internacional, a lo mejor, que no se ha expuesto mediáticamente. Son think tanks, círculos de reflexión, clubes, el Opus Dei y otras formaciones. Es más bien un movimiento que una única organización. Es muy poderoso. Trabaja mucho a través de internet, y tiene mucha dinámica militante, pero aparece muy poco en la prensa clásica. No se ve a menudo en los partidos políticos, y provoca generalmente fuertes tensiones al interior de los partidos de derecha; en los Estados Unidos, por ejemplo: Trump no es un republicano clásico. Finalmente, el neoconservadurismo avanza enmascarado. Quiere transformar los partidos desde el interior, afianzarse, pero no aparecer en lo público”.

Así resume la doctora Juliette Grange, destacada filósofa y profesora de la Université François Rabelais de Tours, Francia, el neoconservadurismo, el tema de investigación que desarrolla desde hace algún tiempo y que aborda en profundidad en su último libro, “Les Néoconservateurs”, publicado en octubre de 2017 en Europa.

De visita en la Universidad de Valparaíso, gracias al convenio vigente entre la casa de estudios y la Université François Rabelais de Tours, la doctora Grange dictó dos conferencias abiertas: “Auguste Comte, ciencias, política, religión” y, precisamente, “El neoconservadurismo”.

Extrema derecha

Explica Juliette Grange que “el neoconservadurismo es el matrimonio entre un pensamiento neoliberal y un conservadurismo en el orden moral y religioso. Es una mezcla de hipermodernidad y elementos reaccionarios, como los valores familiares, la contracepción, el reconocimiento de las sexualidades diferentes”. Añade un dato interesante: “Chile ha sido el laboratorio del neoconservadurismo”.

Respecto de si se relaciona el neoconservadurismo con el aumento de los gobiernos de derecha en Europa y América, la filósofa aclara: “No hay que mezclar. El conservadurismo no es el neoconservadurismo. El conservadurismo desea permanecer idéntico, o por lo menos quedarse en el mismo movimiento. La sociedad inglesa del siglo 18, 19, era conservadora; el filósofo Edmund Burke era conservador; es la idea de una tradición transmitida con un poco de progreso. Eso es lo conservador. El neoconservadurismo, por el contrario, tiene un toque revolucionario, con un retorno brusco hacia el pasado, con los valores morales y religiosos, una hipermodernización, un hipermodernismo, el dominio de la tecnología, del mercado, de la economía, que invade todo y que comprende al Estado”.

Agrega que se trata de “una mezcla particular: ese matrimonio entre ciertos movimientos de extrema derecha de Europa y también en Estados Unidos actualmente, forman parte de esta transformación brusca que no es un retorno al pasado tradicional, sino esta mezcla particular”. Mezcla, dice, que incluye, por ejemplo, “la destrucción del servicio público por el mercado, o el dominio de las universidades, de los hospitales, de la seguridad social, y al mismo tiempo hay un retorno al papel tradicional de la mujer”.

¿Se asocia el neoconservadurismo a una clase social en particular? Sobre ello, manifiesta la doctora Grange que “no es la burguesía tradicional: es una nueva feudalidad internacional”, que de alguna manera obtiene el respaldo de las clases sociales bajas. Ese fenómeno es el que ella analiza en su libro “Les Néoconservateurs”, en busca de una causa: “Tal vez se debe a que no existen propuestas alternativas fuertes. En Francia, por ejemplo, hay mucho individualismo, no hay movimientos de juventudes, no hay sindicatos fuertes, ni asociaciones; mis estudiantes se van directamente de clase a sus casas, cada uno está muy individualizado”.

La economía de mercado, el individualismo que resulta del consumismo, es una causa. “Pero no es la única razón ‒enfatiza‒. Cuando la señora Thatcher transformó la sociedad inglesa la clase obrera estuvo de acuerdo en buena parte con ella. Y ese es el misterio o la fascinación del voto popular. El neoconservadurismo está muy lejos de la clase popular de Estados Unidos, que votó por Trump, y que desea todavía seguir votando por Trump, según lo que se sabe recientemente. Esta corriente está subiendo en todas partes del mundo, y transforma los viejos partidos fascistas desde dentro”.

Las conferencias de la doctora Juliette Grange fueron traducidas del francés por el profesor Francisco Sazo.