Facultad de Derecho UV otorga calidad honorífica de Profesora Distinguida a exacadémica Susana Bontá
Con ceremonia de homenaje, seminario internacional y nombramiento de Sala de Litigación. Exprofesora dictó clases durante más de 40 años, y fue la primera mujer en presidir un departamento de la Escuela de Derecho.
Con una íntima ceremonia de homenaje en donde se repasaron sus principales hitos y aportes, junto con la realización de un seminario internacional y el posterior descubrimiento de la placa que denomina desde esta fecha la Sala de Litigación de la unidad académica con su nombre, la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso otorgó la calidad honorífica de Profesora Distinguida a la exacadémica Susana Bontá, quien impartiera docencia por más de 40 años y fuera la primera mujer en asumir la presidencia de un departamento de la Escuela de Derecho, correspondiente al de Derecho Civil.
La jornada fue encabezada por el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso, Ricardo Saavedra, y en ella intervinieron la vicedecana de la Facultad de Derecho, Patricia Reyes; y el profesor del Departamento de Derecho Civil, Mario Opazo. Entregó sus palabras a través de un video la directora de la Escuela de Derecho, Inés Robles, quien se encontraba realizando actividades académicas en la Universidad Federal de Río Grande, Brasil.
Asistieron a la ceremonia el presidente de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Vicente Hormazábal; el presidente del Colegio de Abogados de Valparaíso, Enrique Gaete; integrantes del cuerpo académico de la Escuela de Derecho UV, exalumnos, exalumnas, invitadas e invitados especiales.
El diploma con el que se concedió la calidad honorífica de Profesora Distinguida a Susana Bontá fue entregado por el decano Ricardo Saavedra y la vicedecana Patricia Reyes, junto con un galvano conmemorativo de la ocasión, correspondiente a una réplica en miniatura de la “Donna”, escultura antigua de gran valor arqueológico que representa la cabeza de una dama romana de la época de los Antoninos, y que fue donada a la UV por la embajada italiana a mediados del siglo pasado.
Posterior a la ceremonia, se llevó a cabo el Seminario Internacional “Libertad de testar y nuevos desafíos en el Derecho Sucesorio. Perspectiva nacional y comparada”, donde expusieron Vincenzo Barba, catedrático de la Universidad de Roma “La Sapienza” e invitado especial de la jornada; Ricardo Saavedra, decano de la Facultad de Derecho y presidente del Departamento de Derecho Civil, y Fabián Elorriaga, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. Moderó la mesa de presentaciones Rommy Álvarez, académica de la UV.
Finalizada la actividad, las y los asistentes se dirigieron a la Sala de Litigación, ubicada en el primer piso de la Escuela, para descubrir la placa que la denomina con el nombre de “Susana Bontá Medina”, en una emotiva instancia donde participaron las autoridades de la Facultad de Derecho, integrantes del cuerpo académico de Derecho UV e invitados especiales.
Profesora Distinguida de la Facultad de Derecho
En sus palabras de inicio, el decano Ricardo Saavedra hizo referencia a homenajes previos a profesoras y profesores destacados, indicando que “todas las anteriores formas de reconocimiento tienen un elemento común: que quienes se han hecho merecedores de dichas distinciones han dejado huella en el foro, en la academia o en nuestras aulas, y hay algo que estos maestros sedimentan con su palabra y se cultiva en quienes tienen la fortuna de escucharlos o leerlos. Pues bien, no hay ninguna duda que la profesora Susana Bontá reúne todas estas condiciones”.
“En su notable trayectoria y quehacer jurídico, la profesora Bontá ha combinado toda la excelencia de su saber académico con una brillante actividad profesional, prolongándose así la tradicional contribución que por décadas han realizado en esta escuela grandes maestros abogados, y que sin duda forman parte del sello formativo que identifica a nuestros egresados. En efecto, la profesora Bontá se ha dedicado por décadas al ejercicio libre de la profesión, fundando en su momento el prestigioso estudio Alegría, Bontá y Reinoso, que lidera el área del Derecho Marítimo y del transporte internacional. Doña Susana forma parte de la Asociación Chilena de Derecho Marítimo y de la Asociación Internacional de Derechos de Seguros sección chilena, ha sido nombrada abogada integrante de la Ilustre Corte de Apelaciones de Valparaíso en diversos periodos, y ha sido también consejera del Colegio de Abogados de esta misma ciudad”, añadió.
“En lo que nos toca más de cerca, doña Susana fue durante décadas profesora de Derecho Civil y presidenta del Departamento de Derecho Civil; esta última rama ha sido aquella en donde ha desplegado su labor docente y donde han bebido generaciones de alumnos que hoy le rinden justo homenaje. Por lo mismo es que en este acto se le entregará la calidad honorífica de Profesora Distinguida de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso. Junto con esta importante distinción hemos querido también como comunidad universitaria reservar un espacio significativo en nuestro edificio para recordar permanentemente la relevante contribución de la profesora Bontá, que ha volcado en la formación de numerosas cortes de profesionales jurídicos de esta Escuela. Por esa razón, el Consejo de la Facultad también ha decidido que a partir de hoy la Sala de Litigación de la Escuela de Derecho lleve el nombre de Susana Bontá Medina. Lo anterior nos permitirá narrar a las futuras generaciones que en mucho sentido la profesora fue una adelantada a su tiempo, incorporándose a la Escuela como la primera mujer profesora de Derecho Civil”, cerró.
Mujer excepcional
Posteriormente, se presentó el ya referido video de la directora de la Escuela de Derecho, Inés Robles, quien se encontraba en Brasil, participando en el Quinto Foro Internacional de la Cátedra de Derechos Humanos de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo.
En la instancia, la autoridad indicó que “hoy distinguimos a una mujer excepcional de nuestra unidad académica, quien fue la primera en presidir un departamento en nuestra Escuela, profesora de Derecho Civil, abogada en el ejercicio libre de la profesión y destacada especialista en Derecho Marítimo. Su trayectoria abrió caminos donde antes había muros, en espacios históricamente masculinizados tanto en la academia como en su ejercicio profesional; ella fue ejemplo, impulso y referencia para nosotras, las que vinimos después. Su liderazgo, discreto pero firme, nos mostró que era posible ocupar esos espacios con excelencia, con conocimiento profundo y manteniendo la cercanía. Ella marcó a generaciones”.
“Tuve la gran fortuna de tenerla como profesora en el ciclo completo de Derecho Civil durante el pregrado. Hace poco descubrí que fuimos el primer curso que tuvo sola completamente a su cargo. Sin duda una injusticia, pues estaba en condiciones de asumir esa responsabilidad mucho antes de ello. Luego tuve el privilegio de ser su colega y compartir con ella otros espacios, donde extrañamos su agudo e irónico sentido del humor, siempre oportuno y lúcido, que iluminaba incluso las conversaciones más técnicas, además de su participación siempre certera, directa e informada. Para muchas estudiantes fue un modelo a seguir, y se transformó en la abogada que anhelábamos ser algún día. Gracias a ella, otras mujeres pudimos entrar, permanecer y proyectarnos como profesoras en nuestra Escuela. Su profesionalismo fue una especie de aval para nosotras, y hoy celebramos su legado con valentía y su enorme aporte a nuestra Escuela, en especial las mujeres que integramos la Escuela, las estudiantes, funcionarias y profesoras”, cerró.
Extraordinarias dotes académicas
Por su parte, el profesor Mario Opazo, del Departamento de Derecho Civil, al cual perteneció y encabezó Susana Bontá, tomó la palabra para dar a conocer los méritos de la exacadémica, indicando que “en nuestra Escuela parte haciendo clases en el año 1982. La conocí en marzo de 1996, cuando un grupo de alumnos comenzaba el estudio del ciclo de esta asignatura muy temida; pero mi experiencia como alumno de la profesora Bontá dice algo distinto: no es una asignatura difícil, extensa sí, pero perfectamente abordable y comprensible, en buena parte debido a sus extraordinarias dotes académicas, capaz de hacer fácil lo que era difícil, y de no complicar lo que no era complicado. Sus clases eran muy amenas, con un sentido del humor muy agudo y bromas sutiles, de esas que ayudan a comprender una institución y que quedan en la memoria”.
“Su figura me marcó profundamente, no solo porque gracias a ella adquirí el gusto por el Derecho Civil, llevándome poco a poco a seguir el camino de la academia, sino porque también me dio grandes lecciones de vida, de las cuales quiero destacar las siguientes: primero, en el último día de clases de Derecho Civil 4, finalizando el ciclo nos dijo ‘recuerden que uno tarda toda una vida en formar su prestigio profesional y un segundo en perderlo’; segundo, en esa misma oportunidad nos dijo ‘desarrollen su vida profesional de tal manera que todas las noches puedan dormir con la conciencia tranquila’; y finalmente, ya egresado y trabajando en su estudio con un procurador, me dijo ‘no te olvides que estudiaste para ser abogado, no egresado de Derecho’, porque aún no había hecho la memoria”, añadió.
“Quisiera finalizar expresando mi más profunda gratitud y admiración por la figura de Susana Bontá, por su cercanía, su entrega, su energía, su inteligencia, su sentido del humor, su forma de enseñar, su agudeza y, por sobre todo, su humildad. Con ella aprendí que para brillar no es necesario opacar a los demás”, cerró.
Posteriormente, la vicedecana Patricia Reyes dio lectura a la resolución exenta 90.222 de la unidad académica, que otorga la calidad académica honorífica de Profesora Distinguida a Susana Bontá.
Pieza fundamental
Finalmente, la Profesora Distinguida Susana Bontá tomó la palara para agradecer a la Facultad de Derecho por el reconocimiento y a los presentes por su asistencia, indicando que “los integrantes de esta Escuela fueron pieza fundamental para generar en mí la inquietud por la docencia universitaria, actividad que siempre ejercí de la mano del ejercicio de la profesión de abogada, y desde un comienzo advertí lo enriquecedor que resultaba, especialmente para el alumno, recibir lo teórico acompañado de la práctica”.
“Este acto me ha hecho recordar, y quiero hablarles un poco de mi trayectoria en esta Escuela. Mis inicios se remontan a los años ’70, en la sede de la Universidad de Chile en Valparaíso. Yo venía de Iquique, y el curso de primer año de Derecho tenía solo ochenta alumnos, la mayoría varones. Las mujeres éramos una minoría, cosa muy distinta en el día de hoy. La época de los ’70 para nosotros como estudiantes universitarios era una época muy pero muy especial. Nos hablaban del hombre nuevo, nos sentíamos empoderados, y entendíamos que al ser privilegiados por haber alcanzado a llegar a la universidad, la sociedad esperaba mucho de nosotros y debíamos retribuir de vuelta con nuestro trabajo por lo recibido, pero llegó el año 73 y todo cambió”, detalló.
“Ahora puedo decir con toda propiedad que en mi desarrollo profesional fue fundamental el haber ejercido la docencia en esta Escuela, porque entre las múltiples actividades que uno puede desarrollar, una cosa cierta es que el trabajo universitario es el que más satisface, porque es el más libre y el más creativo. Esto lo aprendí de mis profesores más cercanos, entre ellos Álvaro Quintanilla y René Moreno, verdaderos maestros a quienes oí decir que aquí, en esta Escuela, está el reino de la interrogación, de la admiración, de la inquietud acuciante, y que aquí se aprende a desconfiar de las certezas rotundas y de los que no tienen dudas. Aquí se practica la tolerancia y el valor del estímulo al ejercicio del pensamiento hasta el límite de sus posibilidades de fundamentación y coherencia y de universalidad”, puntualizó.
Seminario Internacional
Posterior a la ceremonia, se llevó a cabo el Seminario Internacional “Libertad de testar y nuevos desafíos en el Derecho sucesorio. Perspectiva nacional y comparada”, donde expusieron el invitado internacional Vincenzo Barba, el decano Ricardo Saavedra y Fabián Elorriaga, de la Universidad Adolfo Ibáñez, con la moderación de Rommy Álvarez.
Vincenzo Barba señaló al respecto que “este es uno de los temas que más he trabajado en mi investigación, y estaré hablando de esto desde una perspectiva europea, centrándome en el Derecho español y el Derecho italiano. Primero, ¿que quiere decir liberar de testar? ¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de libertad de testar? Hay una opinión bastante común, según la cual la libertad de testar se puede entender de dos formas diferentes: aunque parezca una paradoja, la libertad puede ser una libertad positiva y una negativa, y entonces tendríamos que hablar de la libertad en términos positivos y luego en términos negativos”.
“Considero que la legítima constituye un freno a la libertad de testar que tiene sentido pero con algunos matices, los cuales son, primero que no tendría que alcanzar más que la mitad del patrimonio del caudal hereditario; segundo, tiene que ser un derecho de crédito, y tenemos que reconocer la posibilidad de que haya una liquidación de los legitimarios; y tercero, cada sistema de legítima tendría que prever como medida de protección una desheredación de los legitimarios por vulneración voluntaria y grave de los deberes familiares”, detalló.
Por su parte, Fabián Elorriaga hizo referencia a la libertad de testar en Chile, indicando que “existen dos grandes modelos: el modelo de libertad absoluta y el modelo de libertad restringida. En el modelo de libertad absoluta el testador puede disponer libremente de sus bienes, no tiene ningún tipo de restricción y los asigna a quien estime conveniente, propio del derecho civil anglosajón. Ahora, la verdad es que existen algunas limitantes en ciertos casos particulares, que no son propiamente asignaciones testamentarias o asignaciones forzosas, sino que los dependientes del causante en estado de necesidad pueden hacer una gestión para que del acervo hereditario se reserve una cantidad para solventar sus necesidades, pero es una situación excepcional”.
“En segundo lugar, tenemos el modelo de libertad restringida, que se caracteriza por la presencia de asignaciones forzosas que el testador está obligado a respetar, las famosas legítimas. Las legítimas son una porción del acervo hereditario que la ley asigna a ciertas personas que se denominan legitimarios, con dos categorías: la legítima fija o rígida siempre es una misma cantidad o una misma parte del acervo hereditario con independencia del número de legitimarios, y de la condición de los legitimarios, y luego están las legítimas variables, que su porcentaje o su cuantía varía dependiendo del número de asignatarios”, detalló.
Finalmente, el decano Ricardo Saavedra señaló que “cuando reviso los principales argumentos que se pueden dar en contra de nuestro sistema legitimario, son muchos, pero yo básicamente creo que son dos los más fundamentales: uno que dice relación con la estructura de la propiedad familiar, porque se dice que la legítima obedecía a un sistema en donde sobre todo la propiedad raíz se entendía como propiedad familiar, y por lo tanto donde los hijos contribuían a la riqueza de la familia, porque normalmente se quedaban trabajando con el padre, por lo que era lógico que tuvieran una retribución producto de este aporte que ellos hacían a la hacienda familiar, y eso de una manera ha cambiado en el sentido en que hoy día los hijos no desarrollan su actividad productiva dentro de las familias”.
“Las otras son razones demográficas, pero yo pienso que el factor demográfico hoy día impide que la legítima pueda seguir cumpliendo una función de protección a las personas de los legitimarios. Es cierto que hay hijos que cuando fallecen sus padres ya están muy consolidados, pero también, pensando especialmente en nuestro país, entre los 50 y 60 años parece que también viene bien recibir algunos recursos, sobre todo pensando en sociedades como la nuestra, donde no está para nada resuelto el tema previsional”, cerró.












Nota: Camila Cortez / Fotos: Matías Salazar