Investigador UV implementa estrategia de bajo costo que reduce la somnolencia en el trabajo nocturno y ayuda a salvar vidas en faenas mineras
Un equipo de la Universidad de Valparaíso, liderado por el neurocientífico John Ewer, aplicó una intervención simple y efectiva basada en los relojes biológicos. Probada primero en conductores de la Mina El Salvador y luego en faenas de Chuquicamata, demostró que regular la exposición a la luz reduce de forma significativa la somnolencia y la fatiga del trabajo nocturno, mejorando la salud de los trabajadores.
La escena parece rutinaria, pero encierra un riesgo enorme: son las tres de la madrugada y, mientras la mayoría duerme, un conductor de camiones de alto tonelaje avanza por la ruta minera de El Salvador, un circuito vial interno donde cada maniobra exige cumplir estrictos protocolos de seguridad. En ese entorno, cualquier distracción puede ser fatal. Bastan apenas unos segundos de sueño para poner en riesgo la vida.
Frente a este escenario, un equipo de investigadores de la Universidad de Valparaíso decidió enfrentar una de las causas más críticas detrás de estos riesgos: la somnolencia y la fatiga que afectan a quienes trabajan de noche. El proyecto, financiado por FONDEF–ANID, fue liderado por el doctor John Ewer, del Instituto de Neurociencia y del Instituto Milenio Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), y contó con la participación de los investigadores Liliana Bustos, Marcela Mondaca, Mauricio Aspé y Jean Paul Maidana, del Instituto de Neurociencia y Escuela de Enfermería de la UV y de la Universidad Andrés Bello.
“Más o menos el veinte por ciento de la población humana trabaja de noche. Y, como somos una especie diurna, tenemos somnolencia en la noche y nos cuesta dormir en la mañana, al salir del turno, y también durante el día. Ese problema no lo aborda ninguna industria con una solución que realmente resuelva la somnolencia. Lo que hacen, más bien, es usar dispositivos para reducir accidentes. Pero lo que uno quiere es resolver el problema de fondo”, afirmó el doctor Ewer.
El especialista en relojes biológicos detalló cómo funciona el mecanismo que buscan intervenir: “Hay que entender cómo se mete la hora del día en nuestro cuerpo, y eso ocurre a través de la luz del sol, que determina cuándo comienza el día para tu organismo. Un trabajador nocturno siempre ve luz solar en la mañana; por ello, su cuerpo entra en “fase de noche” cuando comienza su turno, por lo que va a tener somnolencia durante el período de trabajo. Y la salida del turno, su cuerpo estará entrando en la “fase de día” y por mucha fatiga que tenga, le costará dormir. Y eso es inevitable, no es cosa de buena voluntad”.
Déficit de sueño
Tal como lo señaló el doctor Ewer, durante la ceremonia de cierre del proyecto titulado: “Intervención diseñada para mitigar la somnolencia y fatiga asociada al trabajo nocturno”, trabajar de noche no solo genera cansancio o irritabilidad.
“El trabajo nocturno es muy difícil porque uno tiene somnolencia durante el trabajo, y también porque es muy difícil dormir durante el día. Y el déficit de sueño asociado al trabajo nocturno tiene consecuencias sobre nuestro desempeño y también sobre nuestra salud. Es un impacto no trivial, muy importante y, en muchos casos, irreversible, y no es apreciado”. Y agregó “Algunos cánceres —como el de próstata, el de mama y el de colon— están aumentados en personas que trabajan de noche. Tanto así, que la Organización Mundial de la Salud considera el trabajo nocturno como un posible cancerígeno”, advirtió.
Luego añadió: “También se observa un aumento del síndrome metabólico, que incluye hipertensión, diabetes, obesidad, además aumenta el riesgo de depresión y hay una inmunidad reducida. Muchos de estos efectos, como la diabetes y el cáncer, son irreversibles. Son daños que son el resultado de este déficit de sueño crónico”, recalcó.
El desafío era entonces encontrar una forma de proteger la vida y la salud de los trabajadores, sin interrumpir su rutina laboral ni exigir costosos equipos tecnológicos.
La clave está en la luz
El también académico del Programa de Magíster en Neurociencias UV, junto a su equipo implementó una intervención basada en la evidencia que entrega la neurociencia sobre los ciclos circadianos: “el inicio del día para nuestro reloj biológico se ajusta principalmente por el horario de la luz que recibimos”.
El profesor explicó, que “este proyecto lo que hace es tratar de intervenir el horario del cuerpo, evitando que vea luz en la mañana —extendiendo la noche—, para que al salir del turno pueda dormir, y dándole luz en la noche para que el cuerpo pase del día a la noche y de la noche al día”.
La intervención se aplicó a un grupo voluntario de conductores de camiones de la Mina El Salvador de Codelco, con apoyo de las empresas Artisa Transportes, y AlertPlus, luego en Chuquicamata junto a la empresa Acciona, con apoyo de la Asociación Chilena de Seguridad y de Codelco.
Una solución simple y de bajo costo
Las medidas fueron sorprendentemente accesibles: Cortinas blackout adheridas al marco de las habitaciones del campamento, antifaces y tapones para oídos para garantizar oscuridad y silencio durante el día, lentes muy oscuros para bloquear la luz al salir del turno nocturno y exposición controlada a luz intensa en momentos específicos de la noche.
“Esencialmente, busca invertir el día y la noche en el cuerpo del trabajador, de manera que pueda trabajar con un ‘cuerpo de día’ durante la noche y, al terminar la jornada, tener un ‘cuerpo de noche’ que le permita dormir”.
Para evaluar el impacto, se utilizaron sensores de actividad y cápsulas de medición de temperatura corporal desarrolladas por la NASA, que permiten monitorear el reloj biológico de cada persona, entre otros instrumentos.
Resultados
“Medimos varias cosas objetivas y también les pedimos que respondieran cuestionarios para evaluar su somnolencia antes y después de nuestras intervenciones. Y todos ellos mejoraron. Incluso algunos nos enviaron audios muy simpáticos contando que realmente habían sentido un cambio. Teníamos dos grupos de voluntarios, de unas doce personas cada uno, y en todos se redujo la somnolencia: se sentían mejor. Y cuando medimos indicadores como la temperatura corporal central, esos valores también mejoraron”, sostuvo el doctor Ewer.
Un proyecto que salva vidas
Para quienes conocen de cerca la realidad minera, el impacto fue inmediato. Arturo Moraga, entonces encargado de Recursos Humanos de Artisa Transportes, actualmente jefe de Administración de Personas del Instituto de Fomento Pesquero de Valparaíso, fue enfático: “En el transporte minero hemos tenido accidentes asociados a la falta de sueño, sobre todo en turnos muy exigentes como 14x14, 10x10 o 7x7. Este proyecto apunta a entregar herramientas técnicas con fundamento científico para evitar que el conductor se quede dormido, prevenir accidentes y, finalmente, proteger su vida”.
En esa línea, complementó: “Con anterioridad a este proyecto, lo que se encontraba en el mercado como respuesta a la pregunta de qué hacer cuando un conductor se queda dormido, eran situaciones más bien caseras: que se moje la cara, que tome un café, que duerma un ratito. Pero eso no solucionaba nada. Entonces, cuando John toma el proyecto, le da un carácter científico, lo trabaja con el equipo, va a las faenas, se da cuenta de la situación, se puede ya entregar una solución con sustento científico y que sea realmente permanente”.
Las autoridades del sector coinciden. El seremi de Minería, Jaime Rojas, destacó: “Para la cartera nuestra de minería, el vínculo con la ciencia es algo, que yo diría que un objetivo clave, porque lo que buscamos nosotros es la seguridad de las personas. Y este proyecto, que se diseña en la Universidad de Valparaíso, que tiene que ver un protocolo de la somnolencia de los conductores de la minería, en nuestro caso, es clave porque permite salvar vidas. Salimos muy contentos de esta finalización de este proyecto que es muy importante para Chile y también para el mundo”.
Para Codelco, el aprendizaje fue profundo. Mauricio Gaete director de Salud Ocupacional e Higiene Industrial de CODELCO, destacó la relevancia del proyecto: “Hacer que el mundo académico se encuentre con el mundo industrial productivo es un tremendo desafío, y creo que este trabajo justamente aporta en esa dirección. Esta intervención enfrenta un problema real: la fatiga y la somnolencia en los distintos ámbitos industriales y en la sociedad en general. Existen muchas herramientas para detectar el problema, pero intervenirlo directamente es algo realmente novedoso. Creo que es una experiencia única y, además, se trata de una intervención fácil de implementar y de bajo costo”.
El seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Valparaíso, Rodrigo González, destacó el impacto regional de la investigación: “Hoy día la ciencia que se hace desde la Región de Valparaíso es ciencia que viene a salvar vidas y a influir directamente en la política pública. Primero, hay que recordar que, a través de los cinco centros, financiados por ANID en la Región de Valparaíso, hoy día concentramos más del treinta por ciento de la inversión nacional en I+D+i+E en la región”. Y luego destacó: “Es hacer investigación de primer nivel y de frontera. Meternos en el ciclo circadiano, en el ciclo de sueños de los trabajadores en un área productiva muy sensible, como es la minería, es absolutamente necesario. Porque si optimizamos esos procesos, como decía muy bien el profesor, logramos que sean más productivos en las horas donde tienen que ser productivos. Entonces, la ciencia eso es lo que hace, está al servicio de la ciudadanía, salva vidas, pero también influye en la actividad propia”.
El siguiente paso
El estudio finalizó en octubre, pero el equipo trabaja para escalarlo. “Lo ideal es masificarlo a otros turnos y otras industrias”, adelantó el doctor Ewer. “Y lo mejor es que cualquier trabajador puede llevarse estas herramientas aprendidas y aplicarlas a otros trabajos nocturnos” concluyó.
La intervención ya despertó interés en otras industrias. De hecho, el equipo postuló un proyecto para aplicarlo a pilotos y tripulantes de vuelo.



Nota: Pamela Simonetti / Fotos: Denis Isla & Matías Salazar / Video: Felipe Olguín